Los especialistas en robótica de la Universidad de Tsukuba han desarrollado a Yotaro, un robot especialmente concebido para que los padres primerizos aprendan los cuidados básicos que deben procurar a sus futuros bebés. El robot, que debería servir de entrenamiento ante determinadas situaciones de la vida normal de un bebé, está repleto de sensores, motores, extremidades mecánicas, un altavoz y hasta un tanque lleno de agua para que puedas “disfrutar” la experiencia de cambiar un pañal.
Nadie duda que ser padres es una aventura maravillosa. Pocas cosas despiertan más ternura que un pequeño bebé, sobre todo si es nuestro propio hijo. Pero estos pequeños humanos requieren de muchos cuidados por parte de sus padres y no todos están preparados para lo que se les viene. ¿Que hacer si a mitad de la noche llora desconsoladamente? ¿Si tiene fiebre? ¿Si no para de gritar y moverse? En fin, lo que era una “aventura maravillosa” de pronto puede convertirse en algo -como mínimo- bastante angustiante. Durante milenios la humanidad se las ha arreglado bastante bien gracias a la ayuda de abuelas y madres con más experiencia, pero como en otros tantos aspectos de la vida cotidiana, la tecnología tiene algo que decir respecto del cuidado de los bebés.
Los expertos en robótica de la japonesa Universidad de Tsukuba han creado una especie de muñeco cibernético que puede poner en apuros a los aprendices de padres. El cacharro imita todo ese repertorio de comportamientos extraños que los bebés suelen presentar en los momentos más inoportunos. La idea es que los padres aprendan a reaccionar de la forma correcta cuando se presentan determinadas situaciones. Yotaro, tal el nombre del robot, está equipado con todo lo necesario para hacer de tu vida una continua sucesión de momentos agridulces: puede reír, llorar, agitar sus extremidades y pestañear. También puede simular resfriados, estados febriles y “perder agua” por alguna parte. Un buen puñado de motores y sensores se encargan de crear estos efectos y analizar la forma en que los padres reaccionan ante sus cibernéticos berrinches.
Yotaro no es precisamente un bebé bonito. Es decir, no se parece físicamente a un bebé de verdad. Seguramente sus creadores han querido evitar los traumas que podría causar en una futura mamá ver que una criatura que parece un bebé real llorar durante horas porque no atina con la acción adecuada para calmarlo. Además, ya sabemos que existe aquello del “valle inexplicable”, un principio esbozado por el robotista japonés Masahiro Mori en 1970. Mori encontró que la respuesta emocional de una persona hacia una entidad con apariencia y comportamientos muy similares a los humanos se incrementa positivamente a medida que esta entidad se parece cada vez más a humano. Pero, en un determinado punto, esta respuesta emocional se vuelve de repente fuertemente repulsiva. Para evitar problemas, Yotaro es más bien feo y desproporcionado.
Es muy pronto para determinar si Yotaro se convertirá algún día en un éxito de ventas. Pero a primera vista parece que las abuelas, después de todo, están lejos de quedar obsoletas.