Entre el 2 y el 4 de abril, el gigante de Redmond llevará a cabo su conferencia BUILD. Allí se discutirán los pasos a seguir para fortalecer y expandir a Windows como plataforma, incluyendo algunos cambios muy importantes. Se espera que varios de esos cambios estén presentes en futuros updates para Windows 8.x, pero se manifestarán por completo en Windows 9, también conocido como “Project Threshold”.
Este es el control de rumores, aquí están los hechos: Windows 8 lleva unos catorce meses en el mercado. De acuerdo a la gente de Net Applications, la versión base combinada con la actualización 8.1 gobierna poco más del diez por ciento del mercado. El problema es que este número no es ni por casualidad lo que Microsoft esperaba. A Windows XP le quedan menos de 90 días de soporte oficial, pero aún conserva el 30 por ciento del mercado, mientras que casi la mitad de los ordenadores con Windows, utiliza alguna variante de Windows 7. Paul Thurrott, responsable del portal SuperSite for Windows y un veterano cubriendo el universo Microsoft, tiene números aún peores: Windows 8.1 está presente en menos de 25 millones de ordenadores, aún cuando se trata de una actualización gratuita. Ese detalle nos lleva a una sola conclusión: A pesar de las mejoras técnicas que recibió Windows 8.1, toda la serie 8.x se instaló en la mente del consumidor como mercadería defectuosa, y el mejor control de daños que Microsoft puede hacer en este momento, es seguir adelante.
Desde hace un tiempo existen ciertas noticias flotando en la Web sobre un tal “Project Threshold”. En un momento se creyó que Threshold sería alguna clase de update adicional para la familia 8.x, pero si obedecemos a los datos que tenemos hoy, Threshold será nada menos que Windows 9, la próxima generación del sistema operativo. Por supuesto, los nombres pueden cambiar de la noche a la mañana, pero esta sería una decisión orientada a modificar la percepción del consumidor, o como lo dice el propio Thurrott, “tomar distancia” de Windows 8. Todas las flechas apuntan a un anuncio durante la conferencia BUILD, no demasiado grande, pero lo suficiente como para captar el interés de los usuarios, aunque no habrá ninguna clase de versiones alfa o builds de desarrollo disponibles.
Sin embargo, hay tres cosas que se destacan sobre el resto: En primer lugar, se esperan serias modificaciones a la interfaz Metro, comenzando por el soporte para ejecutar aplicaciones en modo ventana, y no en pantalla completa como hasta ahora. El segundo cambio tendría aún más impacto, y es la reivindicación del escritorio haciendo regresar al clásico menú de inicio como interfaz opcional. Básicamente, Microsoft no puede ignorar que hay 1.500 millones de usuarios de Windows frente a ordenadores de escritorio: Intentó hacer eso con Windows 8 y ya conocemos las consecuencias. Y el tercer dato es su lanzamiento: Abril de 2015. Hay mucho para reparar. Microsoft está pagando con intereses la pésima visión de Steven Sinofsky (además de otros ejecutivos) en el desarrollo de Windows 8, y no se puede dar el lujo de perder tiempo.