Hemos hablado mucho sobre Watson, el superordenador diseñado por IBM para competir con los dos mejores concursantes de Jeopardy! de su historia. Hasta llegamos a ver el encuentro de prueba que lo tuvo ganador. Pero finalmente, luego de tanta espera, llegó el momento de competir de verdad en el IBM Jeopardy! Challenge, que tuvo una duración de tres días y un solo ganador. Aquí te contamos si fue uno de carne y hueso o frío metal.
Frente a los típicos timbres que se posan sobre los atriles del conocido show televisivo, Jeorpady!, dos de los concursantes sudan en silencio bajo las luces del escenario, mientras esperan el comienzo de la primera noche de un torneo que hará historia. El tercer y último concursante, se dedica a calcular fríamente, aunque en ese peciso instante seguramente ya sabe que va terminar siendo victorioso. Que va a hacer historia y será codiciado y admirado por miles de personas alrededor del mundo. Pero bueno, esos son detalles sin importancia para un superordenador como Watson.
Hemos estado siguiendo con atención el desarrollo de Watson y hasta reportamos el encuentro de práctica que tuvo con los dos participantes, Ken Jennings, quien ganó 74 partidas seguidas de Jeopardy! y, Brad Rutter, el participante que recaudó más dinero en la historia del juego mientras ganaba tres de los torneos más importantes. Ahora ambos jugadores experimentados tenían un nuevo desafío, vencer a una máquina diseñada específicamente para responder preguntas en este juego. Por supuesto, sus posibilidades eran bastante escasas.
El IBM Jeopardy Challenge estaba compuesto por tres noches consecutivas de desafíos entre los tres participantes antes mencionados. Y aunque conocemos el historial de los dos humanos, la supercomputadora permanece siendo un misterio. Watson es una serie de servidores conectados entre sí para formar una supercomputadora. En sí, son 10 bastidores (racks) de servidores con un total de 100 unidades y es tan poderoso como 2,800 ordenadores conectados entre sí. A esto le sumamos 15 terabytes de memoria RAM, que le permiten analizar la información a una velocidad increíble. Porque la máquina no está conectada a Internet, sino que toda la información fue subida por ingenieros de IBM y se encuentra dentro de los servidores.
Pero lo que hace verdaderamente especial a Watson, es que es capaz de entender una pregunta, buscar las palabras claves y en menos de unos segundos, tener la respuesta correcta. Sus algoritmos le permiten entender la pregunta por la manera en que está formulada y de allí comienza un proceso de asociación que dura solo milésimas de segundos y una vez que la encuentra, la responde con una fría voz robótica, pero muy entendible. Es más, eso fue lo que vimos en la ronda de prueba y también lo que demostró en la primera noche de Jeopardy, su debut oficial. Lo que no habíamos visto previamente, es que los televidentes podían ver el proceso de Watson en pantalla, mientras mostraban las tres opciones que creía posibles como respuesta correcta, más un porcentaje que indicaba su confianza en cada una de ellas.
La primera noche fue un interesante desafío para Watson y eventualmente mostró la hilacha. Inicialmente respondió con calma y correctamente las primeras preguntas, ganando en reflejos para presionar el timbre antes que nadie, porque él también está ligado a un mecanismo que lo presiona físicamente. Sin embargo, Ken Jennings revela un pequeño detalle que puede ser la respuesta a tales reflejos perfectos. Watson estaba conectado al panel y recibía un impulso eléctrico cuando se activaban los timbres, un reflejo casi instintivo para la máquina, mientras que ambos humanos tenían una seria desventaja a la hora de presionar el botón.
Aún así, Watson debía contestar bien las preguntas y así fue con la mayoría, pero no pasó la jornada sin problemas. Aunque Watson no puede ver o escuchar, las preguntas son transmitidas de la misma manera que se dicen y al mismo tiempo, a través de texto electrónico. En uno de sus peores momentos de la noche, respondió incorrectamente a tres pistas en la pregunta y hasta llegó a repetir una respuesta incorrecta que Jenning ya había dicho. Cuando en la categoría Rarezas Olímpicas se le preguntó señalar una rareza física en un competidor, él respondió correctamente: “Pierna”, pero le denegaron la respuesta por no señalar que la rareza era que al competidor le faltaba una pierna. Según explica David Ferrucci, manager de IBM, Watson no comprendió a qué se referían con “Rareza”, o el hecho de que a un competidor Olímpico le falte una pierna sea una rareza, pero es algo que eventualmente comprenderá solo. Estos fueron algunos de los pocos traspiés que no le permitieron llevarse la victoria en la primera noche y terminó empatando con Brad Rutter con US$5,000 cada uno, mientras que el tercer competidor, Ken Jennings, se quedó con US$2,000.
En el comienzo de la segunda noche, Watson encontró su mejor momento y nos permitió ver el alcance de su conocimiento. Además, aprendimos más sobre su avatar, la pantalla que vemos detrás del estrado mientras los 10 servidores descansan en una habitación refrigerada. Según explicaron en un montaje, la imagen del mundo que muestra en la pantalla sirve para ver su estado en todo momento. La velocidad con que giran indica el nivel de procesamiento que está llevando a cabo en el momento y, el color de las líneas, cuánta confianza tiene en su respuesta. Verde quiere decir que cree que responderá correctamente, cuando responde mal, cambian a color rojo. Y durante el comienzo de la segunda jornada, las líneas verdes giraban a una gran velocidad, mientras respondía preguntas consecutivamente sobre música clásica y medicina hasta alcanzar la cifra de US$14,600.
Luego de una increíble seguidilla, tuvo un problema al responder de manera incompleta, pero su puntaje no sufrió porque no fue el único que no terminó de entender la pregunta. Un par de preguntas después se lo pudo ver por primera vez teniendo un poquito de fe. Cuando le preguntaron la ciudad donde una famosa obra de arte fue robada, las tres posibles respuestas mostraban bajos porcentajes y ninguno llegaba a 50% siquiera. Aún así, tuvo fe en la primera respuesta, con un porcentaje de 32% y hasta llegó a agregar la palabra “creo” cuando la dijo, pero efectivamente era Bagdad. Y cual tenista ganando un punto clave, de allí en más fue todo de la supercomputadora, mientras que el resto de los competidores no podían ni llegar a presionar el botón. Las preguntas pasaron por todo tipo de temáticas, nuevas y viejas, pero Watson se quedó con todas las respuestas. Mientras que Jennings y Rutter se quedaron con US$2,400 y US$5,400 respectivamente, Watson se llevó los aplausos con US$36,681.
Más allá de la increíble ventaja que tomó Watson sobre sus contrincantes, la segunda noche dejó algunas cosas en claro. Como que Watson se siente más cómodo cuando la pregunta tiene pistas claras, pero entra en problemas cuando esta formulada de manera compleja. Y hasta pudimos ver que la categoría Arte no es una de sus fortalezas. Aunque tal vez era un poco tarde para intentar una recuperación, Jennings comenzó la tercera noche con dedos veloces y hasta llegó a ganarle varios timbrazos a Watson. A tal punto que para cuando llegó la última pregunta, Jennings contaba con US$18,200 sobre los US$23,440 que Watson sacó ese día. Pero ya no había posibilidades y el balance final de Watson terminó en U$$77,000, mucho más que cualquiera de los otros concursantes.
Jocosamente, podríamos considerar esto como la primera victoria de las máquinas sobre los humanos, pero en realidad marca un antes y un después en la evolución del desarrollo de máquinas que puedan interactuar con humanos, de la manera que lo hacemos nosotros. Por supuesto, todavía falta mucho más, todavía no puede escuchar ni ver y es verdaderamente gigante, ocupando una habitación entera. Teniendo en cuenta que hace 60 años, ordenadores menos poderosos que nuestros móviles tenían el tamaño actual de Watson, no faltaría mucho para ver un superordenador similar en cada hogar.