Marte está un poco más cerca. VX-200, el primer prototipo de una clase de impulsores de plasma VASIMR, con los que Franklin Chang-Diaz y su equipo de Ad Astra Rocket suponen podrían equipar el cohete que finalmente lleve el hombre a Marte, acaba de superar la barrera de los 200 kilovatios de potencia. Ahora comienza el desarrollo de una versión capaz de ser instalada a bordo de un vehículo espacial, cuyo lanzamiento está programado para el 2013.
Parece que la humanidad ha decidido que, para viajar a regiones del Sistema Solar que se encuentran lejos de la Tierra, no se utilizarán los combustibles espaciales “tradicionales”. Mientras que algunos científicos juegan con la idea de confeccionar una especie de “hoja de ruta” que aproveche la gravedad para desplazarse entre los planetas sin utilizar prácticamente combustible, otros trabajan en un motor de plasma llamado VASIMR. El primer prototipo exitoso de VASIMR (Variable Specific Impulse Magnetoplasma Rocket), llamado VX-200, ha sido probado por Franklin Chang-Diaz y su equipo de Ad Astra Rocket a plena potencia. El cacharro ha salido muy bien parado de las pruebas, y ha logrado superar la marca de los 200 kilovatios de potencia. El motor se ensayó en los laboratorios que Ad Astra Rocket tiene en Houston, Texas, y requirió de varias semanas de intenso trabajo previo. Sin embargo, los resultados bien valieron la pena.
El motor de plasma VASIMR, especialmente concebido para impulsar sondas o naves espaciales a gran velocidad, funciona en forma similar a la de un cohete químico tradicional, en el que, con ayuda de un combustible, se produce una explosión que expulsa gases a través de una tobera. Esos gases son los que provocan la aceleración que hace que el vehículo se desplace. En el caso de VASIMR, cuyo combustible es más barato que el tradicional, en lugar de gas se expulsa un plasma. En efecto, este motor debe su nombre a que basa su funcionamiento en el plasma que se obtiene al calentar un gas con una antena de radiofrecuencia, formando una “sopa” de iones con una temperatura de más de 50.000° C.
El motor pudo funcionar a una potencia de unos 30 kilovatios durante 7 segundos, un tiempo más que respetable si tenemos en cuenta que producir el plasma solo toma unos pocos microsegundos. El motor completo consta de dos partes. La primera etapa es la encargada de calentar el gas argón para formar el plasma, que el equipo de Chang ya había probado con éxito. El siguiente reto fue acoplar la segunda etapa del motor, que trabaja a una potencia de 170 kilovatios y es la encargada de acelerar el plasma. Ambas etapas, trabajando en conjunto, consiguieron por primera vez superar la barrera de los 200 kilovatios.
Chang-Diaz está analizando efectuar pruebas de su motor en el espacio. Para lograrlo, se están llevando a cabo conversaciones con SpaceX y Orbital Sciences, empresas que podrían aportar sus vehículos de lanzamiento para llevar el prototipo al espacio.