Desde que Opera se convirtió en un clon de Chromium, su versión de escritorio ha caído en una profunda irrelevancia. De hecho, ni siquiera cuenta con una identidad propia, y muchos sistemas de estadísticas ya suman sus números a los de Chrome. De acuerdo a Jon Stephenson von Tetzchner, ex CEO y cofundador de Opera, la única solución es un nuevo navegador, y así es como nos encontramos con el primer preview técnico de Vivaldi.
Nunca es agradable descubrir que nuestros programas favoritos pierden su enfoque original y terminan estancados bajo la excusa de querer renovarse o responder a las demandas del mercado. Hemos visto muchos casos en el pasado, pero uno de los más recientes probablemente sea Opera. Desde que abandonó a su motor en febrero de 2013 y pasó a formar parte de la larga lista de clones basados en Chromium, Opera no ha logrado superar el uno por ciento de adopción en el mercado. Si había algo para destacar del viejo Opera era su amplio repertorio de funciones. Cliente de correo electrónico, descargas BitTorrent, Speed Dial, administración avanzada de pestañas… la lista sigue. Desde su humilde posición, Opera hacía mucho ruido, reducía la dependencia sobre las extensiones, y mantenía una leal base de usuarios.
Este último punto es la razón por la cual existe Vivaldi. En marzo de 2014, los actuales administradores de Opera decidieron cerrar la comunidad My Opera. Jon Stephenson von Tetzchner, ex CEO y cofundador de Opera se sintió particularmente molesto por la decisión, ya que desde su punto de vista, fueron los usuarios quienes ayudaron a desarrollar Opera. Vivaldi fue primero un reemplazo de My Opera, pero hoy está dando los primeros pasos para convertirse en un nuevo navegador estable, veloz, liviano y eficiente, con un énfasis en funciones avanzadas. Uno de los aspectos más importantes es el de poder administrar pestañas en pequeños grupos, evitando así tener una larga fila de pestañas en la parte superior. También ofrece comandos rápidos con varios atajos de teclado, y un sistema de anotaciones. El resto de las funciones están en camino, y veremos cosas como el regreso de un cliente integrado de correo, y soporte para extensiones, aunque la idea es minimizar su presencia.
Como siempre sucede en estos casos, Vivaldi debe ser tomado con pinzas. Estamos ante un preview técnico que nos puede explotar en la cara sin previo aviso, y bajo ninguna circunstancia debería ser utilizado como navegador principal. Aún así, la sensación es que Vivaldi vuela. La carga de vídeos HTML5 en YouTube es impresionante, y esto se extiende a portales pesados por naturaleza como Facebook. En la otra acera, hay muchos atajos de teclado que no funcionan, la interfaz debe purgar bordes filosos (si eso incluye el aspecto plano “a la Windows 8”, mejor), y abre como mínimo cinco procesos aún con una sola pestaña, lo que lleva a un consumo de memoria más alto de lo normal. Hay que tener paciencia, y observar su evolución. La promesa de convertirse en el heredero de Opera está hecha. Ya veremos si cumple.