Hay juegos en donde la sensación de realismo es altísima, como en los títulos de carreras. Una revista sueca decidió hacer un experimento y organizó The Shotgun Driver: Videojuego vs realidad. Para ello metieron a un jugador de videojuegos de carreras a correr con su PC dentro de un coche de verdad conducido por un piloto profesional. Imperdible.
Los videojuego son enriquecedores, porque mientras que nos permiten vivir virtualmente situaciones imposibles, también nos educan sobre la importancia de la diferencia con la vida real, donde no hay muchas oportunidades para aprender de los errores. Esto lo saben muy bien los conductores de coches de carreras de verdad, pues cuando una curva se toma a más velocidad de lo adecuado, las consecuencias pueden ser trágicas. Aun así, entrenan cotidianamente para mejorar sus tiempos de vuelta y hacer carreras cada vez más perfectas, casi como las que se pueden lograr en simuladores de carreras y en videojuegos. Un video unió a dos conductores y demostró que videojuegos y realidad tienen grados de dificultad muy diferentes, pero que ambos son igual de complicados a la hora de buscar la perfección.
Organizado por una página web nórdica dedicada a videojuegos llamada Viagame, dos conductores se reunieron en el Circuit de Barcelona-Catalunya, donde compitieron en una carrera de coches entre sí, pero estando ambos en el mismo vehículo. Mientras el piloto profesional Peter Ternströn conducía el Megane RS 265 Blue Edition 2.0, en el asiento de copiloto estaba Fredrik Brolin, el mejor jugador de juegos de carrera de toda Suecia. El reto era ver quién ganaba la carrera, el videojuego o la realidad. Así que se prendieron los motores del Megane RS en la ruta real del circuito. Con una PC muy potente, un volante con cambios para videojuegos y una pantalla de 19 pulgadas como plataforma, también se encendieron los motores del Megane RS virtual en el videojuego (Shift 2, de EA), emplazando al coche en la recreación virtual del circuito.
Sin que te adelantemos el resultado de la carrera, te diremos que ésta fue muy pareja y que ambos conductores quedaron fascinados con la experiencia tan particular a la que se llamó The Shotgun Driver. Lo que cuenta el conductor del videojuego es que mientras estaba en el coche, gracias a la diferencia que había entre su tiempo en el videojuego y el tiempo en el circuito de verdad, la fuerza G interfería con su habitual sensación de balance, lo que hacía que no pudiera tomar bien las curvas en el juego. Él mismo dice que sentía como que “el cerebro percibe todo como si yo estuviera dentro del juego”, por lo cual el desfasaje entre lo que siente su cuerpo y lo que ve en pantalla hacían más irregular su desempeño. Si todavía no viste el video, ve ya mismo a saber cómo termina esta carrera formidable entre videojuego y realidad.