Dröscher y Häuser han propuesto un nuevo tipo de impulsor que permitiría alcanzar una estrella cercana en menos de 80 días. ¿Fantasía o realidad?Cada año, el American Institute of Aeronautics and Astronautics (AIAA) en su conferencia anual premia los mejores “papers” presentados durante los últimos 12 meses.
El año pasado, el ganador de la categoría correspondiente a futuros sistemas de vuelo fue un documento que explicaba el funcionamiento de un asombroso y nuevo tipo de motor. Según el autor, este motor impulsaría una astronave a velocidades enormes… a través de otra dimensión. Podría salir de la tierra a la hora de comer y llegar a la luna para la cena. Tiene solo una pega: la idea confía en una obscura y en gran parte desconocida parte de física. La pregunta es ¿Puede este motor ser tomado en serio?
Por supuesto, los militares ya han puesto un ojo sobre el paper (lo raro seria si no lo hicieran), y un ingeniero aeroespacial, Pavlos Mikellides, dice que “aún cuando tales teorías se han explorado antes, este acercamiento en particular es absolutamente novedoso.”
Si este impulsor realmente funciona, seria una prueba de que existen nuevas interacciones entre las fuerzas fundamentales de la naturaleza. Y como premio extra, podríamos ir a Marte en 5 horas, evitándonos el viaje de 6 meses y los riesgos que representa someterse a los rayos cósmicos tanto tiempo. Por primera vez, las estrellas estarían a nuestro alcance. Pero… ¿Funciona?
La respuesta a esa pregunta está en el trabajo de un físico alemán poco conocido. Burkhard Heim comenzó a explorar el concepto en que se basaría este impulsor en los años 50. IEM intentaba encontrar una relación entre la mecánica cuántica y la Teoría General de la Relatividad de Einstein.
La física cuántica describe el mundo subatómico, y la Teoría General de la Relatividad explica la estructura básica del espacio. La relatividad dice que el espacio-tiempo es una tela maleable, con cuatro dimensiones (tres espaciales y una temporal), que se deforma con la presencia de una masa. La teoría de los cuantos, por otra parte, exige que el espacio sea algo fijo y pasivo, algo que simplemente está allí para que las partículas puedan existir. A partir de aquí, mediante razonamientos y cálculos que están a años luz del nivel de este artículo, Heim postuló que si utilizas un campo electromagnético lo suficientemente intenso sobre un electrón, el campo gravitacional asociado a su masa varía.
La idea detrás el motor que ha sacudido la mente de muchos físicos es la utilización de un anillo rotatorio enorme, puesto sobre una bobina superconductora, para crear un campo magnético muy intenso. Con una gran corriente circulando por la bobina, la fuerza electromagnética puede reducir la gravitación en el anillo, al extremo de que este puede flotar libremente. Dröscher y Häuser, los autores, dicen que contrarrestar completamente la atracción de la Tierra en una nave espacial de 150 toneladas se necesitaría un campo magnético de 25 teslas (unas 500.000 veces la fuerza del campo magnético de la tierra). La buena noticia es que tenemos imanes que alcanzan hasta los 80 teslas.
Sugieren que una nave espacial equipada con este motor podría alcanzar una estrella situada a 11 años luz en solo 80 días. Si, esto implica un viaje mas rápido que la luz, algo que hasta hoy se supone imposible. Realmente suena como algo muy interesante, aunque seguramente no veremos resultados pronto. ¿Te apuntarías en un viaje a la otra punta de la Galaxia?