La realidad aumentada ha demostrado poseer múltiples aplicaciones a la hora de asistir a un usuario o mejorar su productividad. Al mismo tiempo, es posible que la realidad aumentada tenga la capacidad de permitir que sus usuarios puedan desplazarse por un entorno de forma más segura y eficiente. Si alguien va manejando un coche, ¿a quien no le gustaría saber de antemano que otro vehículo se acerca por otra calle a gran velocidad, con el riesgo de provocar un grave accidente? Gracias a cámaras colocadas de forma estratégica, alguien a bordo de un coche sería capaz de "ver" a través de las paredes, advirtiendo el peligro antes de que algo malo suceda.
Hemos visto muchos ejemplos sobre realidad aumentada. Algunos de ellos son simples muñecos virtuales colocados sobre un escritorio y un trozo de papel, otros ofrecen amplias mejoras en sistemas de navegación, y otros pueden asistir de forma directa a un usuario frente a tareas complejas. A pesar de los avances tecnológicos, la realidad aumentada todavía lucha por obtener un lugar práctico en un mercado despiadado, más allá de que son muchos los que han reconocido su potencial. La seguridad vial es también otro campo en el que la realidad aumentada podría aportar grandes beneficios. En combinación con un sistema de GPS sería posible reportar las velocidades máximas de una carretera, o informar de forma dinámica cualquier inconveniente que haya en una ruta.
Sin embargo, gracias a la realidad aumentada también sería posible anticipar y evitar un accidente. Un cruce peligroso o una vía de alta velocidad pueden ser el caldo de cultivo ideal para un accidente de tránsito, pero con la intervención de cámaras ubicadas de forma especial, un conductor sería capaz de ver a través de las paredes, obteniendo detalles sobre qué hay a la vuelta de una esquina antes de llegar a ella. Sólo se necesita que alguien piense que es más rápido que el semáforo para provocar una tragedia. La realidad aumentada ofrece una posibilidad de anticipar riesgos de esta categoría, haciendo más seguro un recorrido y por qué no, evitando la pérdida de vidas.
Claro que, para que algo así sea implementado en un coche, se deben superar múltiples inconvenientes técnicos. La capacidad de procesamiento requerida y el ancho de banda necesario para transmitir imágenes de forma inalámbrica al coche, de forma tal que el conductor pueda obtener información en tiempo real, son algo que los sistemas actuales no pueden proveer. Nadie ha dicho que sea imposible de llevar a cabo en el futuro, pero toda nueva tecnología necesita de un prototipo viable para ser tenido en cuenta. Aún así, es un excelente concepto que debe ser explorado, no sólo para obtener un beneficio directo de la realidad aumentada, sino también para reducir la posibilidad de un accidente de tránsito.