Si lees estas líneas, es porque has vuelto por más: Quieres una ilusión óptica que te derrita el cerebro. Desde la imagen en blanco y negro «a color» hasta el misterio de los doce puntos, pasando por las bolas del mismo color y las frutillas que no son rojas, las diferencias entre lo que «vemos» y lo que sucede pueden llegar a ser muy grandes. Un ejemplo contundente es la llamada Ventana de Ames. A pesar de de su simple diseño, nuestro cerebro insiste en interpretar que la ventana está oscilando, cuando lo que hace es girar de forma normal…
Visualiza una ventana. Pequeña, grande, antigua, moderna, cerrada o abierta de par en par, no importa. El punto es que tu mente tiene una idea muy desarrollada sobre su formato, a un extremo tal que puedes reconocerlas de inmediato, y lo mismo sucede con sus características. Lo «normal» es esperar una ventana rectangular hecha en madera o metal, con uno o varios paneles de vidrio. Sin embargo, el problema es que bajo condiciones muy específicas, esas ideas básicas se caen a pedazos…
Bienvenido a la Ventana de Ames, una creación del científico estadounidense Adelbert Ames Jr., mejor conocido por la habitación que lleva su nombre. Entonces, ¿qué sucede aquí? La ventana parece estar oscilando, un movimiento clásico muy cercano a los 180 grados… pero eso no es cierto. La ventana gira siempre en la misma dirección. Incluso puedes conectar diferentes objetos para obtener una mejor referencia, y aún así, el efecto se mantiene intacto.
La Ventana de Ames llevó a algunos psicólogos durante los años ’60 a desarrollar la hipótesis de «ambigüedad transaccional», la cual asegura que la expectativa mental de una persona podría afectar la percepción de un estímulo ambiguo. En términos más relajados, la ilusión funciona sólo porque sabemos qué es una ventana, y cómo está hecha.
¿Quieres reproducir esta ventana en casa? Fácil: Corta un trozo de cartón con la forma de un trapecio, dibuja las características físicas de la ventana a ambos lados del cartón (tratando de que sean idénticas), y corta los agujeros. El resto es cuestión de colgar la ventana con un hilo delgado, o conectarla a un pequeño motor. Tal y como lo demuestran ambos vídeos, la ilusión gana un poco más de fuerza si tiene un color uniforme detrás.
Excelente ilusión óptica.