Para la gran mayoría de los proveedores de Internet todo cae bajo la relación costo/beneficio, y con esa mentalidad, hay regiones del globo que sencillamente no pueden obtener una conexión decente. En esa situación se encontraba la comunidad de Doe Bay en la Isla Orcas del estado de Washington. Después de sufrir múltiples fallas y obtener velocidades ridículas con su proveedor local, los residentes decidieron crear su propia red de acceso a Internet. Los resultados, son extraordinarios.
Muchos de nosotros somos viejos jinetes de la Web, y como tales hemos visto cosas que los más jóvenes colocan a la par de historias fantásticas y delirantes que se cuentan antes de ir a la cama. Los módems telefónicos y su «canción del horror», 2.5 kilobytes de bajada (en un buen día), peleas mortales con madres y hermanas por la línea telefónica… el pasado no siempre fue mejor, y el acceso a Internet es una prueba contundente de ello. Ahora nos encontramos en la era de la banda ancha… o en realidad eso pensamos. Algunos países la están pasando muy mal en lo que se refiere a conectividad, y otros se encuentran en una «guerra civil fría» que enfrenta a clientes y proveedores. Estados Unidos se encuentra al tope de esa lista, y la historia de hoy nos lleva a la Isla Orcas en el estado de Washington. Los residentes de la comunidad de Doe Bay se aburrieron de las promesas hechas por el proveedor CenturyLink, y llegaron a una conclusión: «Hagamos nuestra propia red».
Así nació DBIUA, siglas para «Doe Bay Internet Users Association», un proyecto sin fines de lucro que utiliza enlaces de microondas y radios instaladas estratégicamente para brindar acceso de banda ancha a un total de 50 hogares. CenturyLink jamás pudo entregar más de 1.5 megabits por segundo de bajada: El promedio era la mitad de eso, y los cortes duraban varios días. En cambio, la red DBIUA utiliza un enlace de microondas a cargo de StarTouch Broadband Services, el cual conecta a una de sus torres con una radio instalada en la parte superior de la torre de agua de Doe Bay, único lugar con la altura suficiente. Luego se instalaron una serie de repetidores Ubiquiti en toda el área, incluyendo casas y árboles. Los encargados del proyecto utilizaron drones para confirmar que no haya obstáculos entre los enlaces, ni nada que pueda provocar una degradación del servicio.
DBIUA se activó en septiembre de 2014, y aunque no ha estado libre de incidentes técnicos (por ejemplo, una oveja se llevó por delante un cable PoE), la experiencia es muy superior a la que obtenían con CenturyLink. El promedio de velocidad oscila entre 20 y 25 megabits por segundo (descarga «y» subida a la vez), con picos de 30 y 40 megabits. Aunque el equipo responsable de instalar y mantener a DBIUA cuenta con cierta experiencia técnica, la dificultad más importante para iniciar un proyecto similar es económica. La construcción de la red demandó un total de 25 mil dólares, recibidos como préstamo sin intereses (con devolución a tres años) de un residente anónimo. El ingreso a DBIUA tiene una cuota de 150 dólares (reembolsables), y luego 75 dólares mensuales, todo destinado a mantenimiento y devolución del préstamo. Tal vez sea un poco más caro que el promedio, pero el punto es que funciona, y una vez que se cumpla con el préstamo, podrán bajar las tarifas. Vecinos ayudándose entre sí. Los proveedores podrían aprender algo…