El universo es… gigantesco. Los expertos le asignan un diámetro (si es que podemos hablar en esos parámetros) de unos 93 mil millones de años luz, y lo cierto es que sigue expandiéndose. Pero el universo también es el hogar de superestructuras increíbles, y vacíos perturbadores. Uno de ellos es el llamado Vacío de Boötes. Con un diámetro estimado de 250 millones de años luz, el Vacío de Boötes sólo guarda unas 60 galaxias, por lo que desde un punto de vista práctico… no tiene nada.
La Vía Láctea se encuentra muy lejos de estar sola. Andrómeda se dirige hacia aquí a toda velocidad, y necesitará otros 4.500 millones de años para llegar. Los últimos modelos evolutivos sugieren que la Gran Nube de Magallanes nos encontrará mucho tiempo antes, unos 2.400 millones de años.
El Grupo Local tiene más de 50 galaxias, y el supercúmulo de Laniakea definido en el año 2014 es el hogar de unas 100.000 galaxias. Por supuesto, el universo contiene a otros supercúmulos, pero si hay algo tan impresionante como ellos, son los vacíos.
Uno de los que ha pasado por los medios con cierta frecuencia es el llamado Vacío de Boötes. Ubicado cerca de la constelación de Boötes (o el Boyero), cualquiera que decida «localizarlo» deberá apuntar en ascensión recta de 14 h. 20 m., y una declinación de 26 grados.
Una de las primeras cosas que llama la atención del vacío es que posee una forma mucho más esférica de lo que se esperaba. Los datos actuales disponibles le dan un diámetro de 250 millones de años luz, aunque otras fuentes elevan ese número a 330 millones.
Tras su descubrimiento en el año 1981, los científicos sólo fueron capaces de detectar ocho galaxias en su interior, pero con una serie de observaciones hechas usando instrumentos más potentes, el total de galaxias ascendió a 60.
Una esfera de 250 millones de años luz para 60 galaxias, cuando el promedio indica que debería guardar unas diez mil, y la Vía Láctea tiene 25 galaxias en su vecindario de tres millones de años luz.
¿Es acaso «el» lugar más vacío del universo? No lo sabemos con certeza porque siempre hay algo nuevo por descubrir, pero hasta ahora, el título le pertenece. El vacío equivale a un 0.27 por ciento del universo observable, o sea que es un enano en comparación con el resto de la creación absoluta, sin embargo, eso no le quita lo perturbador.
¿Otra comparación? Veamos: Si colocamos a la Vía Láctea en el centro del vacío, no hubiera sido posible para la humanidad descubrir otras galaxias hasta los años ’60. Pero eso no es todo: La propia formación del vacío desafía a los expertos.
Algunos creen que quiebra la teoría del Big Bang y la uniformidad inicial del cosmos. Otros, que se trata de una «burbuja» de energía oscura. Y obviamente, no podía faltar el factor alienígena, con una supercivilización del Tipo III en la escala Kardashev que se expande por el vacío, absorbiendo la energía de galaxias cercanas.
Ahora, ¿qué es lo más probable? Que sea una simple unión de múltiples vacíos. ¡Pero nunca digan nunca! El universo nos ha dejado con la boca abierta antes, y lo hará de nuevo.