Un grupo de científicos de la Universidad Agrícola de China han logrado introducir genes humanos en embriones de unas vacas lecheras, creando un rebaño de unas 300 vacas capaces de producir leche con similares características a la leche humana. Esta leche, que podría representar la solución al problema que tienen muchas madres que por uno u otro motivo no pueden amamantar a sus hijos, ya ha motivado la protesta de grupos que se oponen a la proliferación de alimentos transgénicos.
No es la primera vez que se modifica genéticamente una vaca para que produzca leche con determinadas características. No hace mucho, en Argentina, un grupo de científicos desarrolló las “Patagonia I”, una linea de vacas capaces de producir insulina. El truco, explicado muy básicamente, consiste en introducir en los embriones de las vacas los genes necesarios para que sean capaces de elaborar proteínas que, de forma natural, no son podrían producir. Dicho así parece algo simple, pero en realidad no lo es. En esta oportunidad, un grupo de científicos del State Key Laboratories for AgroBiotechnology de la Universidad Agrícola de China consiguió alterar la composición genética de un lote de vacas para que la leche que producen contenga las proteínas que normalmente se encuentra en la leche humana. Como ocurre en estos casos, este avance es visto por algunos como un logro importante y por otros como una amenaza a la salud.
El objetivo buscado por los chinos era conseguir una clase de leche con un alto contenido de nutrientes, que sirviese para ayudar al crecimiento de los bebés a la vez que les redujese el riesgo de contraer infecciones. Este segundo objetivo fue posible gracias a una de las proteínas que contiene la nueva leche, llamada lisozima, que se encuentra naturalmente en leche humana, en las lágrimas y en la saliva. La lisozima actúa como un antimicrobiótico natural, constituyendo una barrera capaz de poner freno a las infecciones que suelen padecer los bebes durante sus primeros días de vida. Además, la leche de estas vacas transgénicas chinas posee lactoferrina y alfa-lactalbumina, ambas presentes también en la leche de origen humano. Prácticamente todos los sistemas de salud del mundo recomiendan a las madres que amamanten a sus bebes hasta los 12, 18 o incluso 24 meses de vida, justamente para transferir estas sustancias a sus hijos de forma que crezcan fuertes y sanos. Por diferentes motivos,ya sea de origen cultural, de salud o incluso hasta estéticos, muchas madres son incapaces de cumplir con estos preceptos. La leche producida por estas vacas podría ser la solución a ese problema.
Los investigadores responsables de este trabajo están buscando el apoyo de alguna empresa con experiencia en el trabajo con transgénicos, para estableces una sociedad que les permita llevar esta leche “maternizada” a las tiendas en un plazo no mayor a los 10 años. Buena parte de ese plazo será necesario para que el rebaño de vacas sea lo suficientemente numeroso como para poder atender la demanda, pero también se necesita tiempo para determinar con absoluta seguridad que esta modificación no ha introducido algún otro tipo de cambio en la estructura de la leche que pudiese resultar perjudicial para los bebes que la consuman. El profesor Ning Li, de la Universidad Agrícola de China y responsable del equipo que modificó las vacas, asegura que tanto el sabor como el aspecto físico de esta leche “es indistinguible de la que producen las vacas corrientes”.
Este tipo de experimento genético seguramente hubiese encontrado obstáculos legales prácticamente insuperables si se hubiesen intentado realizar en algún país de Europa. Es que los científicos utilizaron técnicas de clonación (para introducir los genes humanos en el ADN de los embriones de las vacas lecheras antes de que fueran implantados en las vacas) que no son legales en algunos países. Sin embargo, la legislación china es lo suficiente laxa como para que estas vacas hayan podido ser desarrolladas sin problemas. Si este equipo chino logra el apoyo de alguna empresa de biotecnología y consigue producir esta leche en cantidades industriales, a la hora de comercializarla seguramente encontrará una fuerte oposición por parte de los grupos que se oponen a los transgénicos y también por parte de los responsables de los sistemas de salud de cada país. Sin embargo, hay una buena probabilidad de que lo consiga, sobre todo por la cada vez mayor escasez de calorías y nutrientes que enfrenta una población en constante crecimiento.
Si el equipo logra producir esta leche en cantidades industriales, a la hora de comercializarla seguramente encontrará la oposición de los grupos que se oponen a los alimentos transgénicos.