Recargar una batería de forma inalámbrica no es algo precisamente nuevo que digamos. El mercado ofrece varias soluciones, pero los límites de compatibilidad han mantenido la demanda en niveles muy bajos. A esto debemos sumar el hecho de que los dispositivos necesitan estar casi en contacto, cuando la idea es «transmitir» energía a través de distancias más amplias. Eso es exactamente lo que logró un equipo de la Universidad de Washington, utilizando un router WiFi.
El concepto de transmisión inalámbrica de electricidad nos obliga a sobrevolar el territorio de Nikola Tesla y sus experimentos en la «entrada» del siglo XX, pero nuestro objetivo aquí no es recordar los logros y sueños de aquel fabuloso inventor, sino explorar soluciones modernas para un problema moderno. ¿Qué significa eso? Que la mayoría de la gente odia los cables, y hace todo lo posible para ocultarlos o reducir su dependencia sobre ellos. Esa es una de las claves detrás del éxito que ha tenido el WiFi. Hasta hace pocos años, instalarse frente al ordenador de escritorio para navegar era la regla y no la excepción, pero hoy, un router WiFi cuesta algunos euros nada más. Eso lleva a que muchos usuarios se pregunten: ¿Cómo no hay una especie de WiFi para electricidad? Bueno, los expertos están trabajando en ello, y el último desarrollo nos lleva a las puertas de la Universidad de Washington.
Allí, un grupo utilizó a un router WiFi de modo tal que suministró energía a pequeños dispositivos modificados en seis hogares durante un plazo de 24 horas. En términos sencillos, la energía de las ondas de radio emitidas por el router fue convertida a corriente directa con la ayuda de un rectificador, y el voltaje restante se elevó al nivel adecuado con un convertidor DC-DC. Los dispositivos alimentados por el router son cámaras de baja resolución y sensores de temperatura, aunque también recargó algunas baterías. Es necesario destacar que todos los dispositivos presentan un muy bajo consumo de energía, pero la distancia cubierta por la energía del router está entre 3 y 8.5 metros (el número final depende del accesorio).
De acuerdo a Vamsi Talla, uno de los miembros del equipo desarrollador, la parte más complicada es lograr que el router transmita energía de manera constante. Cuando el WiFi se utiliza para comunicaciones, la activación real se lleva a cabo al momento de enviar o recibir datos, un comportamiento diametralmente opuesto a lo que necesitan. La solución del equipo fue crear una pieza de software que envía «ruido» a través de varios canales WiFi, lo que al parecer garantiza el flujo de electricidad «y» la conexión a Internet en el mismo router. El resto de los problemas para el WiFi son de regulación. A modo de ejemplo, la FCC estadounidense limita la potencia en las señales WiFi a un vatio, y muchos gobiernos alrededor del globo han adoptado límites similares. Aún así, la Internet de las Cosas está pidiendo a gritos algo como esto. Con nuevos diseños y un consumo más bajo de energía, el WiFi podría ser una fuente viable de electricidad para esos dispositivos.