A todos nos ha pasado de un modo u otro. Reemplazar el teléfono móvil o el smartphone por un modelo más nuevo implica que el dispositivo anterior termine durante meses (o por qué no años) depositado en un cajón. Por supuesto, siempre existe la posibilidad de dárselo a alguien o incluso venderlo por un par de billetes si se encuentra en buenas condiciones, pero tenemos varias alternativas que nos permitirán aprovechar sus funciones aún cuando el resto del globo dice que debería ser reciclado…
Muy bien, digamos que acabas de retirar a tu vetusto smartphone Android 2.x con un dispositivo nuevo. Más rendimiento, interfaz optimizada, mayor cantidad de apps compatibles… uno puede ver los beneficios casi de inmediato. Sin embargo… no hay nada de extraño con el smartphone anterior, ¿o sí? Los problemas técnicos en los teléfonos pueden ser tan comunes (o más) como en un ordenador de escritorio, pero una buena cantidad de los teléfonos que son descartados por sus dueños siguen funcionando sin inconvenientes. En ese teléfono existe ahora un potencial DIY enorme. Puedes tratar de hacer todo lo que habías considerado en el pasado, y que siempre dejaste en pausa por miedo a dañarlo. Con eso en mente… si su rol como medio de comunicación ya está ocupado, ¿por qué no convertirlo en otra cosa?
Equipo de audio
A modo de ejemplo, el fin de semana me dediqué a restaurar un viejo Motorola i856 que tenía en un cajón. Después de rastrear su firmware y regresarlo al estado original de fábrica (esto demandó un entorno virtual de Windows XP por la antigüedad de su software), lo único que me quedó por hacer fue cargar música en su tarjeta microSD y conectar altavoces externos. Uno se siente tentado de colocar MP3s a una máxima calidad, pero al lidiar con hardware limitado, es más lógico hacer un pequeño compromiso aquí. Después de todo, si el origen de la música es bueno (archivos lossless, digamos), su conversión va a sonar muy bien. Ahora, que este caso no te detenga. Siempre puedes hacer una especie de carcasa en madera o plástico, con guías para pasar los cables, y convertirlo en algo más permanente.
¡Chromecast!
El Chromecast ha demostrado ser un accesorio más que interesante, pero en general, los productos de Google tienden a necesitar un compañero externo para hacer uso de toda su capacidad. Si ahora te sobra un smartphone… creo que el siguiente paso es obvio. Asumiendo que el teléfono posea Android 4.0.3 como mínimo o un build de iOS compatible (creo que es 7.0 en estos momentos, y el soporte se extiende a los iPod Touch), enviar contenido desde el dispositivo hacia el Chromecast y tu televisión es una excelente idea. Si posees una tablet, no te preocupes, esto también se encuentra a tu alcance.
Marco digital – Reloj
A menos que una pantalla destruida no haya sido la razón por la que has retirado a tu teléfono, con la aplicación adecuada y un par de ajustes en su configuración puede repasar fotos de los momentos que consideramos más importantes. ¿Por qué vas a comprar un marco digital (que en algunos casos llegan a valer cientos de dólares) cuando un smartphone logra hacer un trabajo similar? En lo que se refiere a apps, varios sitios apuntan a Dayframe, aunque necesita Android 4.1 como mínimo.
Cámara IP – Monitor para bebés
La conectividad WiFi en un teléfono móvil precede a la aparición del smartphone en sí, por lo tanto, no es descabellado asumir que tu dispositivo secundario pueda conectarse a una red local. Entonces, ¿por qué no añades una cámara IP a esa misma red, y usas al smartphone como «ventana»? Desde una vigilancia básica sobre la puerta de entrada hasta lo que sucede en la habitación de tu pequeño, una pizca extra de paz mental usando un teléfono extra no suena nada mal. Incluso existen apps que transforman al smartphone en un monitor, lo que te permite monitorear la situación desde tu dispositivo nuevo.
Rooting – Jailbreaking
Todos sabemos esto muy bien: Los sistemas operativos móviles son cajas de arena. O juegas con sus reglas, o debes salir de la caja. Dicho eso… ¿por qué no salimos? Llevar a cabo un proceso de root en Android o de jailbreak en iOS demanda cierta investigación previa, pero al estar trabajando en un dispositivo secundario que no tiene uso en estos momentos… digamos que puedes asumir el riesgo. El jailbreak en iOS habilita la instalación de todo un mercado paralelo de apps que no existen en la App Store oficial, mientras que el rooting de Android nos presenta la magia del cambio de firmware, con proyectos al estilo de Cyanogenmod y similares.
De más está decirlo, apenas arañamos la superficie aquí. Un teléfono móvil no deja de ser un ordenador, y lo único que está esperando es un rol optimizado que se adapte a sus recursos disponibles. Además, si el dispositivo ya carga con un par de años a sus espaldas, encontrar documentación o accesorios como baterías debería ser relativamente sencillo. No dejes dormir a tu teléfono, haz algo con él. ¡Buena suerte!