Cualquiera que haya disfrutado de su ordenador gamer en pleno verano sabe que necesita un ventilador o aire acondicionado cerca para deshacerse del calor extra en la habitación, ¿pero qué sucede con los centros de datos? Estos titanes generan mucho calor, y la idea de recuperar esa energía desperdiciada es muy interesante. De hecho, ya existen varios proyectos con este objetivo alrededor del mundo, que envían agua caliente proveniente de los servidores a las redes de calefacción…
En el año 2011, Google recicló una vieja papelera en la comunidad de Hamina, y la convirtió en un centro de datos que usa agua de mar para su refrigeración. Siguiendo un camino similar, Microsoft presentó Project Natick, una iniciativa para sumergir centros de datos en el mar. Su segunda fase concluyó en julio de 2020, y los resultados fueron muy positivos.
Sin embargo, lo único que se logra en ambos casos es eliminar el calor o minimizar su impacto. Con centros de datos cada vez más grandes y exigentes en materia energética, la idea de recuperar y reutilizar ese calor se vuelve más atractiva, especialmente en aquellas regiones con condiciones climáticas adversas.
Calor de servidores, ¿calefacción para los hogares?
Como era de esperarse, lo que parece un problema de eficiencia en la superficie, ya adquirió un perfil político en segundo plano. El aumento de las tarifas de energía en Europa lleva a más presión de las autoridades para que las compañías aceleren sus proyectos de recuperación de calor, pero eso también requiere de nuevas negociaciones.
Por ejemplo, los centros de datos en Estocolmo reciben una compensación por el exceso de calor que generan, y los proveedores les envían agua fría para asistir en la refrigeración. Por otro lado, Dinamarca decidió eliminar impuestos sobre los centros de datos que generaban demasiado calor, con el objetivo de estimular su distribución. Y en el caso de Alemania, ya existe una ley que establece una reutilización base del 40 por ciento del calor generado para todos los centros de datos que se construyan a partir del año 2027. Los opositores a esa ley dicen que es imposible de cumplir.
Lógicamente, los desafíos son gigantescos. Por un lado, se necesita la infraestructura adecuada para que este exceso de calor sea utilizado de forma eficiente, y por el otro, lo cierto es que el agua no sale tan caliente de los servidores, oscilando entre los 26 y 28 grados Celsius. De todas maneras, los cálculos sugieren que 10 megavatios podrían calefaccionar cerca de 20.000 hogares, y a medida que el número de servicios en la nube y los proyectos de inteligencia artificial con alta exigencia computacional sigan multiplicándose, el deseo de crear centros de datos más eficientes no se irá a ninguna parte.
Dependiendo de qué se considere, porque si las temperaturas en invierno son bajo cero, y se puede usar para entregarle a la gente Agua “Caliente” por encima de los 20 grados, no está nada mal.
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