La impresión 3D es fabulosa por sí sola, pero muchos entusiastas allá afuera concentran sus esfuerzos en el reciclaje y la fabricación casera de filamento. Uno de ellos es Stefan del canal CNC Kitchen, y en esta oportunidad decidió enfrentarse a algo que honestamente no debería existir: Los cubiertos descartables. Sus pruebas incluyen el procesamiento de cubiertos con varios niveles de calidad, y lo más importante, plástico sucio.
Los cubiertos descartables son… un horror. Puedo entender la necesidad de una cuchara al comer helados o postres de otro tipo, pero si los cuchillos no cortan y los tenedores estallan con un mínimo esfuerzo, ¿cuál es el punto? Los plásticos de un solo uso han sido prohibidos en muchas partes del mundo, sin embargo, no es difícil encontrar excepciones, y las plataformas de venta en línea los siguen comercializando.
Pero hay otra posibilidad, y es que dejen de ser «de un solo uso» a través de un reciclaje directo, cortesía de la impresión 3D y la producción de filamento casero. Stefan del canal CNC Kitchen exploró esa posibilidad recientemente, y con la dosis exacta de tweaking, sus resultados fueron excelentes.
Como reciclar cubiertos descartables para crear filamento
Por supuesto, Stefan cuenta con una trituradora y un sistema de extrusión, pero las máquinas no son mágicas, y el material requiere procesamiento previo. La principal ventaja es que los cubiertos están hechos de PLA. Bajo las condiciones correctas, el PLA es biodegradable, sin embargo, lo ideal es que no llegue al vertedero en primer lugar (el proceso tarda 80 años en promedio). Todo el equipo de Stefan es compatible con PLA, por lo tanto, la cadena es triturado-secado-extrusión.
La primera ronda de PLA negro creó un filamento demasiado frágil, pero al ajustar la temperatura y agregar PLA virgen transparente (en una relación de 50/50), el problema desapareció. El déficit en el diámetro del filamento puede ser compensado en la impresora aumentando el flujo.
En su siguiente prueba, Stefan descubrió que hay grandes diferencias de calidad entre cubiertos, y más allá de la contaminación de colores, el filamento que obtuvo en la segunda ronda fue muy bueno. Lo más importante quedó para el final: Reciclar cubiertos que ya fueron utilizados. Stefan preparó una salsa marinara, ensució los cubiertos con ella, dejó la «mezcla» descansando toda la noche, y procedió a lavar/secar/triturar ese mismo plástico. Más allá de un leve olor a hierbas en el PLA, el filamento respondió de maravillas con apenas 20 por ciento de PLA virgen, y apenas unas bolitas rojas para inyectar color.
En resumen, el proceso es lento y requiere intervención manual… pero funciona.