Hace poco tiempo te contábamos como, en plena Guerra Fría, el entonces presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, había puesto en marcha la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), mas conocida como “Star Wars”. La iniciativa fue desactivada por el gobierno de Clinton pero, en estos días, el Congreso de Estados Unidos aprobó nuevamente fondos para desarrollar sistemas de misiles ubicados en el espacio. Se viene la secuela de La Guerra de las Galaxias. Esperamos que, al menos, no la dirija George Lucas.
Parece que el gran colapso financiero que ha puesto patas para arriba la economía mundial, no es un impedimento para poner en práctica algunas ideas que ya habían sido descartadas décadas atrás por su alto costo (y por ser, lisa y llanamente, una locura). Cuando te contamos en qué consistía el plan Reagan de “La Guerra de las Galaxias” (o “Star Wars”) decíamos que se trataba de una serie de armas sofisticadas –láseres y explosivos nucleares incluidos- colocados en órbita. Afortunadamente, la razón se impuso y no llegamos a tener esa tremenda espada de Damocles pendiendo sobre nuestras cabezas.
Pero parece que, finalmente, Star Wars se transformará en una realidad. El Congreso de Estados Unidos ha aprobado una partida de 5 millones de dólares para estudiar la factibilidad de un sistema armamentístico de última generación, con misiles distribuidos por el espacio y varias bases en tierra. Nuevamente, el argumento utilizado para aprobar el proyecto es la necesidad que tiene Estados Unidos de defenderse ante ataques con misiles balísticos intercontinentales.
Los encargados de tomar este tipo de decisiones aseguran que la creciente amenaza que representa China, Corea del Norte o Irán justifica el costo y el peligro de un sistema de armas como el descrito. El senador norteamericano Jon Kyl repite, cada vez que tiene oportunidad, que la amenaza de la proliferación de misiles ha crecido rápidamente desde la década de 1990. Como parte de su argumento, menciona que actualmente un total de 120 naciones tienen la tecnología necesaria para construir misiles balísticos, y naciones como Corea del Norte e Irán no son sólo desarrollan esta tecnología, sino que la ofrecen en el mercado. También los sistemas de defensa contra misiles están creciendo rápidamente, y ya son 27 las naciones las que disponen de algún tipo de escudo.
Resumiendo, cada vez hay más países en condiciones (teóricas) de atacar o de defenderse con éxito. Este es un panorama que pone muy nerviosos a los generales de Washington, que reaccionan de la única forma posible: hacer un sistema de armas más poderoso que el del enemigo (sí, nuevamente la política de ver quien la tiene más grande). Por supuesto, las empresas ligadas al departamento de defensa, que históricamente han construido las armas que el país del norte de América necesita, están de fiesta. En un mundo que espera, como resultado del crack financiero, un crecimiento del tres por ciento promedio en la tasa de desempleo, un proyecto de ciencia ficción como este les asegura dinero fresco (y en enormes cantidades) durante varios años.
Y si quieres la versión cinematográfica, aquí te va: Palpatine comenzó los planes para construir la Estrella de la Muerte del Imperio. Han Solo y Luke Skywalker brillan por su ausencia. ¿Podremos contar al menos con un Jar Jar Binks?