A principios de 2013 hablamos sobre el proyecto Stealth Wear que buscaba diseñar ropa para combatir la vigilancia con drones. Varios meses después alguien tuvo la idea de bloquear el etiquetado automático de Facebook con las camisetas REALFACE Glamoflage, aunque no quedaron rastros de ellas. Hoy es el turno de URME, una «prótesis de identidad» para la vigilancia personal. En otras palabras, una máscara que confunde a las cámaras con capacidad de reconocimiento facial.
Los gobiernos de turno ya enseñan a sus sistemas de vigilancia con una pizca de orgullo. Repiten hasta el cansancio el argumento de «Más cámaras = Más seguridad», pero eso no es suficiente. Además de ver todo en tiempo real, necesitan saber quién eres y qué estás haciendo. China es una especie de laboratorio gigantesco, donde hemos visto en acción a la plataforma Sense, y a los nuevos sistemas de gafas inteligentes que usa la policía en puntos críticos del país. El costo de la tecnología es cada vez más bajo, y el reconocimiento facial se vuelve una función de cabecera. Quienes aprecian su privacidad cierran sus cuentas en redes sociales o mantienen apagado el móvil en un cajón (o renunciar a él por completo), pero no pueden dejar atrás sus propios rostros… ¿o sí?
La alternativa del artista Leo Selvaggio es URME, nombre para una «prótesis de identidad» que bloquea el reconocimiento facial de las cámaras callejeras. Dicho de otro modo, es una máscara que nos permite ir por el mundo al mejor estilo Vanilla Sky. El modelo básico de URME se basa en el propio rostro del artista, y las cámaras reconocerán a los usuarios como si fuera él. Más allá de sus limitaciones lógicas, el tono de los colores, la piel y el vello facial están bien logrados. La ilusión de URME se deshace con su uso en interiores y la falta de alguna gorra o sombrero, pero desde ciertos ángulos no dudo que sea posible engañar a varias personas.
¿Estás interesado en hacer el experimento? De ser así, deberás invertir 200 dólares para recibir una máscara URME. Imagino que nada impide usar otros diseños, y a decir verdad, ese parece ser el mayor riesgo, porque la idea de incriminar a alguien más no es tan descabellada…