Científicos rusos crean el que puede considerarse “eslabón perdido” de la tabla periódica de Mendeleyev. Este elemento superpesado ya se conocía de modo teórico, pero ha sido ahora cuando el laboratorio de Dubna lo ha hecho aparecer de manera física. De este logro se han podido extraer conclusiones que confirman las hipótesis con respecto al comportamiento de los átomos. Eso sí, no esperéis haceros un chaleco antibalas con este material: solo ha existido durante unos milisegundos.
Los estudiantes de química de antaño ya lo tenían difícil con aprenderse la tabla periódico de Mendeleyev, donde aparecían cientos de elementos químicos de los cuáles había que memorizar sus nombres y características. Conforme avanzan los tiempos, a los alumnos se les complica aún más el aprendizaje de esta tabla porque se le van añadiendo nuevos elementos que predicen las teorías pero que necesitaban de medios muy sofisticados para hacerlos aparecer en la realidad. En esta ocasión le llega el turno al número 117, eslabón que conecta el número 116 y el 118, que esos sí habían sido materializados. Se le ha bautizado temporalmente con su nombre en latín, ununseptium, a la espera de elegir uno definitivo que seguramente represente a alguno de sus descubridores.
En los confines de la tabla periódica pasa como en los extremos de la física: ocurren cosas muy extrañas. Los elementos superpesados no existen en la naturaleza porque sus características atómicas no son proclives para ello. Gracias al esfuerzo de la tecnología, se consigue que diminutas partículas de estos exóticos elementos se materialicen durante infinitesimales fracciones de segundo. El ununseptium ha logrado vivir unas decenas de milisegundos, bastante más que algunos de sus parientes más ligeros, confirmando las predicciones teóricas de los científicos que definen esa área cerca de donde se encuentran los elementos superpesados como “isla de estabilidad” y que promete grandes sorpresas a la ciencia.
Es por eso que existe mucho interés por intentar sintetizar elementos todavía más pesados, a pesar de que no tienen por ahora aplicaciones prácticas. Se cree que en esa “isla de estabilidad” es posible la existencia de esos elementos ultrapesados, mas allá del ununseptium, que sí se podrían mantener un tiempo razonable sin desintegrarse, una vez creados en el laboratorio.
El ununseptium, posee unos átomos que contienen 117 protones y son un 40% más pesados que los del plomo. El experimento realizado por el equipo del Instituto de Investigación Nuclear de Dubna (Rusia), con la participación de científicos de Estados Unidos, tomó otro elemento sintético, el Berkelio-249, para sintetizar el elemento 117. Para lograrlo, colisionaron en el ciclotrón de su laboratorio, calcio 48, un isótopo con 20 protones y 28 neutrones, y berkelio 249, un elemento que tiene 97 protones y 152 neutrones. La colisión permitió crear dos isótopos de un elemento con 117 protones, uno de ellos con 176 neutrones y el otro con 177.
Los investigadores detectaron brevemente la presencia del elemento 117 durante dos rondas de colisiones que duraron 70 días cada una. Los científicos indicaron que observaron el decaimiento del isótopo más pesado del elemento 117 con una vida media de 78 milisegundos mientras que el isótopo más ligero no superó los 14 milisegundos de vida media. "Estos son resultados muy, muy interesantes", dijo Witold Nazarewicz, teórico en el Laboratorio Nacional Oak Ridge, en Tennessee
¿Qué pasará cuando se sinteticen elementos que estén dentro de la “isla de la estabilidad?