Los resultados de un estudio realizado en Suecia parecen indicar que las posibilidades de sufrir un derrame cerebral estarían vinculadas a la presencia (o no) de un determinado tipo de anticuerpo en el sistema inmune. Este hallazgo podría derivar en la creación de una vacuna capaz de estimular nuestras propias defensas para que nos protejan contra un eventual accidente cerebrovascular e incluso contra la arterosclerosis.
Cada año, cientos de miles de personas sufren lo que los médicos denominan “accidentes cerebrovasculares”. Esto sucede cuando el flujo sanguíneo que irriga una parte del cerebro se interrumpe debido a que un vaso sanguíneo en dicho órgano se bloquea o se rompe. Si se detiene el flujo sanguíneo durante más de unos pocos segundos, el cerebro no puede recibir sangre y oxígeno. Las células cerebrales pueden morir, causando un daño permanente. Un buen porcentaje de estos pacientes fallecen inmediatamente,y el resto sobreviven con secuelas que a menudo son lo suficientemente importantes como para transformar por completo sus vidas. Si bien existen determinados factores que incrementan el riesgo de sangrado dentro del cerebro (haciéndonos más propensos a sufrir un accidente cerebrovascular) como el tabaquismo, el consumo de alcohol o cocaína, lo cierto es que todos podemos sufrir un ataque de este tipo en algún momento de nuestras vidas.
Los investigadores del Karolinska Institutet, en Suecia, han desarrollado un estudio que demuestra que la presencia de un anticuerpo en nuestro organismo puede disminuir enormemente las posibilidades de que nos convirtamos en víctimas de uno de estos ataques. Los analisis efectuados en un grupo de voluntarios han determinado que las personas que poseen niveles altos de un anticuerpo -llamado “anti-PC”- en su sistema inmune tienen un menor riesgo de sufrir de aterosclerosis (endurecimiento de las arterias). La aterosclerosis es una causa común de ataques cardíacos y trombosis (coágulos de sangre) y por consiguiente de los accidentes cerebrovasculares. Los científicos del Karolinska esperan que este hallazgo conduzca al desarrollo de una vacuna que sea capaz de movilizar las propias defensas de nuestro cuerpo para proteger nuestro cerebro de los infartos cerebrales y de la propia aterosclerosis.
A lo largo del estudio, dirigido por el profesor Johan Frostegard, se compararon los historiales médicos de 227 personas que habían sufrido un accidente cerebrovascular durante los últimos 13 años con otro grupo de 445 personas que nunca habían pasado por esa experiencia. Después de descartar otros factores de riesgo como la edad, los altos niveles de colesterol, índice de masa corporal (IMC) y el tabaquismo, los investigadores encontraron que los bajos niveles de anti-PC (menos de 30%) estaban vinculados a un mayor riesgo de accidente cerebrovascular. En la mayoría de las mujeres, el riesgo era incluso tres veces más alto. “Ahora estamos estudiando la posibilidad de desarrollar nuevos tratamientos inmunológicos para la arteriosclerosis y los ataques, ya sea en forma de una vacuna capaz de estimular las defensas inmunitarias o directamente a través de la inyección de anticuerpos”, explica Johan Frostegard. Los detalles de la investigación han sido publicados en la revista Stroke.