La langosta boxeadora tiene muchos talentos, pero uno de los más importantes es su visión. La capacidad de sus ojos es tan avanzada, que pueden detectar naturalmente la luz polarizada. Dicho de otro modo, una langosta boxeadora podría reconocer células cancerosas en el interior de nuestros cuerpos, y en la Universidad de Queensland han decidido desarrollar una cámara que imite esa propiedad.
La langosta boxeadora (Stomatopoda), también llamada langosta mantis o tamarutaca, ha ganado cierta popularidad en la Web últimamente. Parte de la responsabilidad cae sobre el portal The Oatmeal, el cual publicó una colorida infografía dedicada a esta particular criatura. Si nos dirigimos a YouTube y buscamos vídeos de langostas boxeadoras, rápidamente comprobaremos por qué se las llama así. Su agresividad es tan alta, que los acuarios necesitan tomar precauciones especiales para que no dañen los vidrios, sin mencionar su hábito de despedazar presas a puro golpe. Por otro lado, tenemos a los ojos de la langosta boxeadora, que a falta de un calificativo mejor, son maravillosos. Cuatro de sus seis omatidios centrales poseen un total de 16 pigmentos fotorreceptores, de los cuales doce son usados para diferenciar colores. Sus ojos también logran percibir la luz polarizada, y ese detalle es el que nos trae aquí hoy.
Una reciente investigación realizada por la Universidad de Queensland explora la posibilidad de reproducir artificialmente la percepción de luz polarizada de las langostas. Y el objetivo no sería otro más que detectar células cancerosas en el cuerpo humano. De acuerdo al profesor Justin Marshall, líder del proyecto, el tejido canceroso refleja la luz polarizada de un modo diferente al tejido sano. En esencia, una langosta boxeadora podría reconocer las células enfermas a simple vista, usando información imposible de interpretar por los ojos humanos sin asistencia tecnológica. El plan es desarrollar una cámara en conjunto con científicos del Reino Unido y los Estados Unidos, capaz de detectar varios tipos de cáncer, disminuyendo así la necesidad de métodos invasivos como biopsias e intervenciones quirúrgicas.
Otra posibilidad en consideración es la de extender la presencia de esta tecnología a las cámaras integradas de los smartphones. De ese modo, una persona estaría en condiciones de monitorear su situación, aunque el diagnóstico definitivo siempre deberá estar a cargo de profesionales. La detección de luz polarizada no es precisamente nueva, pero la oportuna intervención de la langosta boxeadora permitirá una amplia optimización, y mayor precisión en los resultados.
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