Con el paso de los años, el escáner tradicional se ha convertido en una función más de las famosas impresoras multifunción, pero su tecnología nunca dejó de ser interesante. El fotógrafo Darío Morelli decidió poner a prueba el hardware de un escáner Epson V30, transformándolo en una cámara de formato medio con una resolución de 143 megapíxeles.
Toda iniciativa que busque reutilizar hardware de una manera que el fabricante no haya previsto tiene automáticamente nuestra atención. Además de aplicar conocimientos, el usuario también logra estimular su creatividad, y termina creando cosas que si bien no están listas para salir al mercado, no dejan de ser maravillosas. Uno de los aspectos más favorables es que los interesados no están obligados a ser maestros en la modificación de hardware. Reemplazar la carcasa de un dispositivo, añadir conectores, instalar un firmware alternativo y desbloquear funciones ocultas son opciones relativamente sencillas. Con un poco más de tiempo y dedicación, el mundo del “hazlo tú mismo” o DIY abrirá más puertas, que llevan a proyectos mucho más avanzados.
Tomemos como ejemplo el caso de Darío Morelli, un fotógrafo que tuvo la brillante idea de construir una cámara de formato medio a partir de los componentes que posee un escáner Epson V30. En realidad, todo lo que necesitó del escáner fue la placa base, el sensor óptico y el motor “paso a paso”. Después de construir una carcasa a medida, instalar una luz que ayude con el proceso de calibración (si esa luz no está, el escáner no funciona), y adaptar una lente, el resto se reduce a tomar fotografías. Claro que, esta cámara no funciona como tal, sino que conserva los parámetros del escáner. Dicho de otro modo, debe ser conectada a un ordenador, y las imágenes se obtienen con cualquier software de escaneado.
La resolución máxima de la cámara es de unos 143 megapíxeles, aunque se necesita un poco de paciencia, y mucho espacio en disco. Dependiendo de las condiciones, una exposición puede tomar entre 15 segundos y cinco minutos, y el resultado son imágenes TIFF de 16 bits con el potencial de superar el gigabyte a la hora de almacenarlas. También debemos sumar el requerimiento de un trípode (al sensor del escáner no le gustan mucho las vibraciones), y la ausencia de un visor electrónico. A pesar de estos detalles, las imágenes que obtuvo Morelli con su prototipo son extraordinarias, y seguramente otros entusiastas del hardware buscarán reproducir sus logros.