Es un hecho conocido que las fuerzas armadas que sirven en el exterior hacen un amplio uso de las redes sociales para mantenerse en contacto y, en ocasiones, enseñar situaciones que parecen estar más orientadas a mitigar el aburrimiento que a exponer sus esfuerzos en batalla. A eso también debemos sumar que la tecnología WiFi actual está lejos de ser confiable como para que un soldado apueste su vida a ella, pero un desarrollo de la Northeastern University en Boston cree que diseminar redes WiFi en el campo de batalla puede ser útil. Para ello, nada mejor que un robot lo suficientemente robusto como para soportar las dificultades del terreno, equipado con varios repetidores.
¿Has tenido problemas con tu conexión WiFi? Lo más probable es que sí. Tal vez no en tu hogar, tal vez no en la oficina, pero seguramente alguna vez en la que realmente necesitaste que el WiFi funcionara, la conexión resultó ser desastrosa. Al mismo tiempo, tampoco podemos culpar exclusivamente al router o al punto de acceso. La conexión a Internet también puede ser pobre en general (inestable, con caídas en el sincro, etc.), o demasiado limitada como para tolerar la carga de varios usuarios al mismo tiempo. Otras redes WiFi cercanas agregan su cuota de inconvenientes en caso de que haya interferencias o conflictos de canales. La tecnología WiFi es extremadamente popular, y por demás útil para facilitar la conexión de nuestros dispositivos… cuando funciona y está disponible, claro. Bajo ciertas circunstancias, el problema principal del WiFi es la falta de cobertura.
Si a la ecuación del WiFi le sumamos una situación crítica como puede ser un combate, entonces, garantizar la presencia de una señal rápida y estable puede ser mucho más complejo de lo que imaginamos. Sin embargo, un equipo de estudiantes de la Northeastern University en Boston llegó a una solución en forma de robot reforzado. A simple vista, el robot parece un tanque en miniatura, similar a aquellos diseños dedicados a realizar tareas de reconocimiento o a retirar explosivos, pero la diferencia está en los repetidores WiFi que el robot lleva a sus “espaldas”. Con el objetivo de hacer más sencilla su reparación y reducir costos, los repetidores están basados en hardware Linksys (o sea, routers que puedes comprar hoy en el mercado), con varias modificaciones incorporadas como firmware DD-WRT, antenas de mayor capacidad y baterías de litio.
El robot tiene un peso total de 68 kilogramos y puede cargar hasta un máximo de 90, por lo que se puede decir que es bastante robusto. Su rango operativo es de un kilómetro, y la autonomía de sus baterías le permiten funcionar por un período de doce horas. El usuario puede controlar los movimientos del robot a través de una interfaz web (por lo que usa la misma señal WiFi que genera), además de la cámara integrada y el sistema para dejar atrás a los repetidores. Ahora, si bien puedo comprender la idea detrás del concepto, y creo necesario destacar el trabajo de los estudiantes (ya que técnicamente ninguno es ingeniero, aún), no estoy convencido de que llevar señal WiFi al campo de batalla sea algo viable. El hardware de consumo general no es tan sólido, los canales y frecuencias WiFi están bien documentadas, y pueden ser interferidos y/o bloqueados fácilmente. Si un usuario puede bloquear una señal WiFi por algunos cientos de billetes (menos si lo haces tú mismo) usando un dispositivo del tamaño de un móvil, imagina lo que puede estar al alcance de un ejército enemigo. Por otro lado, si el robot operara en zonas de desastre (otro de sus usos posibles), la historia sería muy diferente.