Los adelantos en la inteligencia artificial de los robots son sorprendentes, pero no importa cuan inteligentes los programemos, los muy amargados carecen por completo de sentido del humor. Bueno, eso puede estar por cambiar.
Una mujer conoce a un tipo en un bar. Conversan un rato, se entienden y terminan marchándose juntos. Se van al departamento de él. Mientras el hombre le enseña el lugar, ella nota que su dormitorio está lleno de ositos de peluche. Todos bien acomodaditos: los más grandes en la repisa de arriba, los medianos al centro y los pequeñitos abajo. La mujer está sorprendida que un hombre tenga esa colección de peluches, pero decide no comentarle nada y se alegra de que él no tenga miedo de expresar su lado sensible (ese que tanto les gusta a las mujeres). Ilusionada, ella lo ve a los ojos, se besan y en pocos minutos ya están a pleno en la cama.
Después de esa intensa noche de pasión, ella feliz por haber conseguido un hombre sensible, le pregunta:
-Y bien… ¿que tal estuvo?
El hombre se da vuelta y, con el cigarrillo, en la boca le dice:
-¡Nada mal! Puedes retirar tu premio de la repisa del medio.
Ok, el chiste a ti puede no haberte hecho mucha gracia, pero al menos lo entendiste (porque lo entendiste,¿verdad?). Nuestros amigos robóticos no tienen tanta suerte y no entienden ni el chiste del cura que… bueno, te haces a la idea. Pero ahora eso puede estar por cambiar, gracias a los esfuerzos de Julia Taylor y Lawrence Mazlack, de la universidad de Cincinati. Juntos, los programadores escribieron un programa de ordenador que puede entender algunos tipos de chiste, los más simple digamos. Este es el primer paso para que los robots puedan desarrollar un verdadero sentido del humor (no como Mike, el robot con emociones), como lo conocemos nosotros.
Para que el programa entienda los chistes, los investigadores cargaron en su base de datos una enciclopedia de palabras y luego le "enseñaron" a encontrar relaciones entre estas, enseñ{andole cómo diferentes combinaciones pueden tener significados completamente nuevos. Cuando el programa se encuentra ante una sucesión de palabras, usa ese conocimiento para ver como se relacionan a sí y qué pueden significar. Cuando encuentra una palabra que no tiene relación con las otras, busca su base de datos para ver si hay una que debería estar ahí, pero que fue reemplazada. Si encuentra que se ha cambiado esa palabra por otra, etiqueta al párrafo como un chiste… y se ríe.
Por supuesto, los chistes que el robot pueda entender son muy simples, y se deberían basar en juegos de palabras. No esperes que detecte el sarcasmo o la ironía. Pero por algo se comienza, y este es tan buen paso como cualquier otro.
Entendiste el chiste, ¿no?