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Un robot que camina sobre el agua

Los investigadores Yun Seong y Metin Sitti, de universidad Carnegie-Mellon, han construido un robot que copia las características naturales de algunos insectos para desplazarse sobre el agua. El robot camina sobre el líquido, sin romper la tensión superficial. Es altamente maniobrable, y se asemeja físicamente a su modelo animal.

Los “water striders” son una variedad de insectos que caminan por la superficie del agua. Es probable que jamás pisen tierra firme, pero sin embargo no son nadadores. Simplemente han optimizado su cuerpo para aprovechar la tensión superficial del agua para sostener sus 0.01 gramos de peso.

Este pequeño robot, a diferencia de sus hermanos mayores, no debe depender de su flotabilidad para mantenerse sobre la superficie. Los investigadores predicen que podrá utilizarse en tareas de control medioambiental, mediante comunicación inalámbrica, además de resultar de utilidad en medios educativos.

“El robot puede caminar en aguas bajas, de solo 3 o 4 milímetros de profundidad”, explica Sitti. “Su eficacia, velocidad y maniobrabilidad son muy superiores a la de los vehículos más grandes, y sus largas piernas no generan fricción contra el agua, como ocurre con los robots que flotan”, agrega.

Fisicamente, el robot “strider” tiene 12 piernas de alambre cubiertas con Teflón, cada una de 5 centímetros de largo. Están unidas al cuerpo de solo 1 gramo de peso, y puede transportar una “carga útil” de hasta 9.3 gramos. La clave para no romperá la superficie del agua es que el apoyo de las patas sobre el agua sea más horizontal que vertical.

Sus músculos son actuadores piezoeléctricos, y le permiten avanzar a unos 3 cm/s, una baja velocidad si la comparamos con los 1.5 metros que avanza el insecto original en el mismo tiempo. Por supuesto, es capaz de girar y retroceder sin problemas.

El enfoque empleado (copiar a la naturaleza) parece ser el adecuado, ya que permite aprovechar el trabajo de millones de años de evolución natural para aplicarlo a la creación de robots.

Escrito por Ariel Palazzesi

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