Si yo dijera algo como “hay una botella de vodka en el laboratorio”, una pregunta coherente sería “¿cuánto vodka queda?”, pero me temo que no es aplicable en este caso. En vez de reunirse y preparar algunos tragos, investigadores de la Universidad de York enviaron lo que parece ser el primer mensaje molecular (y artificial) del mundo, utilizando vodka como medio. ¡Nasdarovje!
Pensemos por un momento sobre las demoras en la comunicación que existían antes. Además de que nadie daba garantías para que un sobre llegara a su destinatario (siendo honestos, creo que eso sigue igual), una respuesta podía tardar meses en el mejor de los casos. En estos días, estamos a pocos segundos de un correo electrónico, un mensaje de texto o un post en una red social. A eso debemos sumar otros medios que también se han convertido en tradicionales, como los vídeos en YouTube. Sin embargo, hoy nos encontramos con un sistema de mensajería muy avanzado en lo tecnológico, pero que tiene múltiples referencias en la naturaleza. Nariman Farsad de la Universidad de York lo describe con el término “comunicación molecular”. A modo de ejemplo, abejas, hormigas, e incluso perros y gatos utilizan algo similar para enviar mensajes específicos, pero el medio no aquí no es orina… sino vodka.
Básicamente, Farsad y sus colegas programaron un ordenador para que interprete niveles de alcohol provenientes del vodka. El receptor, ubicado a cuatro metros de distancia, fue rociado utilizando diferentes patrones, y de acuerdo a la concentración de alcohol detectada en cada patrón, el ordenador procesó los valores, convirtiéndolos a texto. El mensaje en cuestión fue “O Canada!”, algo lógico si tenemos en cuenta la ubicación de la universidad. Una de las aplicaciones que los investigadores han considerado para esta tecnología es un sistema de comunicación destinado a robots. De este modo, un robot podría dejar un patrón químico mientras recorre una zona, y un segundo robot interpretaría ese patrón con los sensores y el software adecuado.