Un pedrusco sideral del tamaño de un edificio de 10 pisos ha sobrevolado la superficie de la Tierra a unos 72.000 kilómetros de distancia. Esto que parece una enorme lejanía en realidad se trata de una separación 7 veces menor que la que hay hasta la Luna. Aseguran los astrónomos que es la primera vez que un objeto de ese tamaño pasa tan cerca del planeta. Y nosotros, mientras, tan confiados observando al cometa Lulin.
El simpático cascote galáctico se conoce con el prosaico nombre de 2009 DD45 y posee un diámetro de entre 30 y 40 metros, tamaño suficiente para arrasar toda una ciudad como ya demostró el que pulverizó una zona de Siberia en el año 1908 y que fue dado en llamar el evento Tunguska pues sucedieron algunas cosas que aún se mantienen en el misterio. Entonces, explotó a 8.000 metros de la Tierra provocando daños similares al de una enorme explosión nuclear con la fuerza de 1000 bombas atómicas. Se destruyeron 200 kilómetros cuadrados de bosques, dejandolo todo como un mar de cenizas. Aquel meteoro medía prácticamente lo mismo que nuestro protagonista. No quieras saber lo que pasaría si hubiese errado unos pocos miles de kilómetros hacia la superficie. Y mientras mirábamos el cometa Lulin por poco se nos cuela el 2009 DD45 por el ojo del telescopio.
Los científicos tenían prevista la llegada del asteroide pero no habían calculado que se acercaría tanto a la Tierra. Ha pasado a unos escasos 72.000 kilómetros del sureste del Pacífico (Tahití) y, como comenta el sorprendido Rob McNaught, científico del observatorio australiano de Siding Spring, "Ningún objeto de ese tamaño o mayor ha sido observado nunca tan cerca de la Tierra". El 2009 DD45 es el asteroide que más se ha acercado a la Tierra desde 1973, según el astrónomo Peter Brown de la Universidad de Ontario (Canadá). Pero, como asegura Spring, de ese tamaño es el primero que sobrevuela la superficie terrestre con tan inquietante poca distancia.
Según McNaught, la probabilidad de que un meteorito de más de un kilómetro de diámetro impacte contra la Tierra es de una cada varios millones de años; mientras que la posibilidad de que se estrelle uno de menor tamaño, pero con capacidad de poner en peligro una ciudad entera, es de "una cada cien años". Esta gran roca volverá a pasar cerca del planeta dentro de 20 años y aunque dicen los científicos que no hay peligro real, tampoco garantizan que la próxima trayectoria en el 2029 no se acerque tanto a nosotros como para generar auténtico peligro.
Quien sabe, lo mismo la profecía maya que asegura que vamos a palmar en el 2012 se ha equivocado en unos añitos.