En 2010, la OMS calculó que al menos 285 millones de personas en el planeta tenían alguna clase de limitación en su capacidad visual. La tecnología ha hecho grandes avances para combatir esto, pero las soluciones simples y económicas son necesarias a cada momento. Así nos cruzamos con un dispositivo que asocia colores a sonidos específicos, creado por un joven argentino para la Google Science Fair 2014.
Todo desarrollo tecnológico con la capacidad de ayudar a una persona a restaurar parcial o totalmente uno de sus sentidos merece nuestra completa atención. Sin embargo, comprendemos a la perfección que esa clase de desarrollos también pueden ser muy largos y costosos. En algunos casos, lo que se busca es un modo más accesible de mitigar o compensar los efectos negativos. Si se trata de audición, el ejemplo por excelencia que permite “administrar” la pérdida acústica es un audífono, pero si tenemos que hablar de la vista, la situación suele ir más allá de un par de gafas. Existen diferentes niveles de ceguera, lo que a su vez genera toda clase de problemas. Hasta algo tan sencillo como identificar un color puede convertirse en una tarea imposible.
Los dispositivos que tienen los recursos técnicos para asistir en ese punto suelen ser propietarios, no portátiles y muy costosos. Pero un joven argentino de 15 años, Matías Apablaza, decidió crear su propia variante y presentarla como un proyecto local en la edición 2014 de la Google Science Fair. Básicamente, lo que logra su diseño es analizar energía lumínica después de haber sido convertida en energía eléctrica, con la ayuda de hardware Arduino y un sensor que posee fotodiodos con filtros RGB. De acuerdo a la diferencia entre las tres variables (rojo, verde y azul) el dispositivo emite un sonido característico y relativamente fácil de reconocer. La fuente de energía no es otra más que una batería estándar de 9 voltios, y el prototipo tiene un gran potencial de miniaturización, aunque ya se lo puede considerar como portátil en su fase actual.
El costo total del dispositivo hecho por Matías ascendió a los 41 dólares (el hardware Arduino tiende a ser muy caro en Sudamérica), y explica que en el 33 por ciento de los casos, los usuarios debieron realizar dos intentos para recordar la asociación color-sonido. El diseño de Matías fue declarado como ganador a nivel local, y se ha hecho acreedor de un premio de mil dólares destinado a financiar sus estudios. En esta edición de la feria, Google entregó más de una docena de premios locales, incluyendo a proyectos de Brasil, Perú, Colombia y México. Los finalistas definitivos serán anunciados en agosto.
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