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ULB: Un helicóptero que vuela y aterriza solo

No, no se trata de un cuadricóptero haciendo una prueba dentro de un laboratorio, o de un modelo a escala: Lo que tenemos aquí es al ULB, un helicóptero de tamaño completo, con un sistema de rastreo avanzado que le permite estudiar en tiempo real el terreno que lo rodea, los obstáculos que podrían perjudicar su vuelo, y los lugares en donde un aterrizaje seguro está garantizado.

Se trata de algo mucho más delicado de lo que parece: El piloto automático tiene más de cien años, pero a la hora de escoger un lugar de aterrizaje y desarrollar las maniobras necesarias para llegar a ese punto, estamos hablando de una responsabilidad directa del piloto. Con el ULB (Unmanned Little Bird) el piloto no es más que un supervisor remoto, esperando a que haya algún error para tomar el control. El ULB es un programa en el que participa el Centro de Investigación de Telemedicina y Tecnología Avanzada (bajo el ala del Ejército de los Estados Unidos), la Universidad Carnegie Mellon, Piasecki Aircraft y Boeing.

En esencia, los ojos del ULB están basados en un LIDAR (o radar láser) que realiza barridos de alta velocidad al frente, o sobre la superficie. El sistema utiliza una combinación de imágenes y mapas 3D para determinar cuál es el mejor lugar de aterrizaje, dónde se ubican los obstáculos más peligrosos, qué rutas de aproximación son prácticas, y finalmente, si debe proceder o no. Como si eso fuera poco, también incorpora puntos secundarios de aterrizaje (en caso de que el lugar principal sea bloqueado repentinamente), y vectores de escape para abortar maniobras. Los helicópteros autónomos no son ninguna novedad, y existen algunos modelos que ya han visto acción (como el K-MAX de Lockheed Martin, con amplio uso en Afganistán), pero el hecho de que pueda aterrizar por su cuenta abre otras posibilidades, como el rescate de heridos, aún durante la noche, sin arriesgar la vida de los pilotos.

Escrito por Lisandro Pardo

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