Alan Turing fue una de las mentes más brillantes de los últimos 100 años. A pesar de ser un gran desconocido para el gran publico, sus trabajos para descifrar los mensajes de Enigma, y los aportes derivados de su “Máquina de Turing”, han sido uno de los pilares en los que se basa la tecnología informática que hoy disfrutamos. Pero la forma en que el gobierno británico expuso y condenó su homosexualidad (hecho que derivo en su suicidio a los 42 años) fue, como mínimo, bochornosa. Ahora, el primer ministro Gordon Brown acaba de presentar una disculpa pública por ese hecho.
Es inevitable relacionar el nombre de Alan Turing con el “Test de Turing”, la prueba que permite determinar si un sistema de inteligencia artificial es “inteligente” o no. Pero la vida de este matemático, precursor de la inteligencia artificial y la informática, tuvo muchas aristas poco conocidas por el público lego, como sus aportes para descifrar los códigos de las transmisiones nazis interceptadas durante la Segunda Guerra Mundial cuando formaba parte del equipo científico Bletchley Park.
Pero el hombre que jugó un papel decisivo para conseguir la derrota de las fuerzas del Eje en 1945, recibió por parte de su país un extraño “premio”. En 1952 fue castigado bajo la ley de “indecencia pública” luego de haber admitido una relación homosexual. El brillante matemático fue sometido a una castración química experimental y perdió su puesto en el Cuartel General de Comunicacions Gubernamentales (GCHQ) británico. Dos años más tarde, un atormentado Alan Turing se suicidó comiendo una manzana impregnada en cianuro.
Ahora, la campaña lanzada por John Graham-Cummig para pedir una disculpa oficial por parte del gobierno británico ha dado sus frutos, y el primer ministro Gordon Brown ha publicado una carta en la que puede leerse que “la semana pasada, conmemoramos 70 años desde que el gobierno británico declarara su buena intención de levantarse en armas contra el Fascismo, y se declarara el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Así que estoy encantado y orgulloso de que, gracias a una coalición de informáticos, historiadores y activistas LGBT, tengamos una oportunidad este año de celebrar otra contribución de la lucha de Gran Bretaña contra la oscuridad de la dictadura; la de Alan Turing.”. Tarde, pero merecido.
Gordon Brown, en otro párrafo, asegura que “Turing era un matemático brillante, conocido fundamentalmente por su trabajo para descifrar los códigos Enigma. No es ninguna exageración decir que, sin su extraordinaria contribución, la historia de la Segunda Guerra Mundial podría haber sido muy diferente. Él ciertamente era una de esas personas de las que podemos decir que su contribución personal ayudó a cambiar el rumbo de la guerra. Por esto, la deuda de gratitud que tenemos con él hace aún más horrible que fuera tratado de forma tan inhumana. En 1952 fue condenado por “indecencia grave”, en efecto, fue juzgado por ser homosexual. Su condena -y tuvo que enfrentarse a la infame elección entre esto o la cárcel- fue la castración química mediante una serie de inyecciones de hormonas femeninas.” Todo esto tuvo lugar hace casi 60 años, y recién ahora se reconoce oficialmente que el tratamiento que recibió el matemático fue absolutamente bochornoso.
Para el gobierno británico “Aunque Turing fue condenado según las leyes vigentes en la época y no podemos hacer retroceder el reloj, el tratamiento que recibió fue por supuesto absolutamente injusto […]Alan y los otros miles de hombres gay que fueron condenadosl, lo fueron bajo leyes homofóbicas y fueron tratados de manera terrible.” Realmente, es una pena que no se hayan dado cuenta de lo terrible que era todo eso antes de hacerlo. La carta de Brown finaliza diciendo “En nombre del gobierno británico y en el de todos los que vivimos en libertad gracias al trabajo de Alan, me siento orgulloso de decir: Lo sentimos, te merecías algo mucho mejor.” Nosotros también lo creemos.