Desde bolas de pelo que demandan atención cada 45 segundos hasta leones en miniatura con una feroz independencia, los gatos son un desafío en sí mismos. Cada vez que creemos entender algo sobre ellos, nos sorprenden y obligan a comenzar desde cero. Sin embargo, hay un detalle que acaba de ser… confirmado de forma accidental: Se comerán nuestros cadáveres si tienen la necesidad «y» la posibilidad. Un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Colorado (Mesa) explora los patrones de gatos callejeros al consumir carne humana, y al parecer demostraron cierta preferencia por los tejidos más blandos…
Estoy seguro de que han escuchado una historia similar antes en los medios: Hombre o mujer que vivía en soledad pierde la vida y las autoridades encuentran su cuerpo meses más tarde, semidevorado por sus gatos. La escena es horripilante… pero no deja de tener sentido. Esos gatos perdieron a su guardián, nadie sabe que están allí, el hambre los afecta como a cualquiera, y hay un cuerpo tirado en el suelo…
¿Cómo llegamos a esto? Sencillo: La Estación de Investigación Forense de la Universidad de Colorado (Mesa) se dedica al estudio de cadáveres, y los efectos del medio ambiente sobre ellos. En otras palabras, sus investigadores se encargan de observar múltiples cuerpos humanos (previamente donados, por supuesto) mientras se pudren. La utilidad de esta práctica es inmensa, ya que sirve para asistir a médicos, equipos forenses y autoridades en general, separando a lo «natural» de lo «provocado».
Sin embargo, en una revisión sobre las cámaras de seguridad, una estudiante detectó que un gato a fines de 2017 y otro varios meses después, ingresaron a la instalación para alimentarse de dos cadáveres, una mujer de 79 años y un hombre de 70.
La disponibilidad era amplia (más de 40 cuerpos en el lugar), pero ambos gatos regresaron siempre al que habían elegido, durante más de un mes. Sólo se detuvieron cuando los cuerpos iniciaron su fase de descomposición húmeda (despiden fluidos), aunque lograron llegar hasta el hueso en sus visitas, priorizando la carne blanda de los brazos.
Si bien esto sugiere (por no decir «confirma») que los gatos son extremadamente selectivos a la hora de comer, también sorprende porque se trata de un comportamiento carroñero, cuando el gato doméstico es considerado depredador. Aún así, no estamos ante una desviación ni nada que se le parezca. Forenses y veterinarios insisten en que es perfectamente normal, y no exclusivo de los gatos. El resto es apenas una «proyección moral» que realizamos sobre nuestras mascotas. Una vez muertos, sólo somos carne.
Fuente: Washington Post
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