Ya hemos hablado en reiteradas ocasiones los constantes avances de la tecnología para entender y reproducir el funcionamiento del cerebro humano, pero por más que el CEO de Google Eric Schmidt lo haya dicho en un tono de broma, no deja de ser un tópico interesante. Google se encuentra trabajando en la interpretación semántica de lo que los usuarios quieren del buscador, sin embargo, esto está resultando ser un desafío mucho más grande de lo que imaginaban. Tal es la envergadura de la tarea que tienen por delante, que Schmidt reconoce que todavía no están seguros de cuál es el problema, pero que "conectar nuestros cerebros" a Google a través de un implante lo solucionaría de inmediato. Curioso sentido del humor tienen en Mountain View…
El servicio de búsqueda de Google es, para agrado de unos y rechazo de otros, el mejor buscador que existe en Internet actualmente. La gran mayoría de sus usuarios posee al buscador como página de inicio en sus navegadores, y desde allí acceden a (casi) todo lo que necesitan. Sin embargo, ahí está el detalle. "Casi" todo. Google ha mejorado mucho los resultados de sus búsquedas, pero aún tiene que luchar contra lo que podría considerarse el mayor enemigo de todos los motores de búsqueda en la red: La interpretación semántica. El CEO de Google Eric Schmidt utilizó una frase muy adecuada: "Google necesita moverse de palabras a significado". El objetivo de Google es que el buscador deje de realizar simples comparaciones de palabras, y de hecho "comprenda" lo que el usuario está solicitando. Por ejemplo, si yo escribo: "¿Dónde puedo encontrar una buena receta para preparar nachos?", me devuelve varios sitios con la receta para los nachos, pero no sabe interpretar lo que es una "buena receta", ni entregármela directamente.
Durante una entrevista que Schmidt mantuvo con el sitio TechCrunch, comentó que en una charla con Sergey Brin, co-fundador de Google y número 26 en la lista de las personas más ricas del mundo, Sergey dijo a modo de broma que lo correcto sería "conectarse directamente con el cerebro". Con eso estaría todo solucionado, y Schmidt agregó: "Si tú pensaras algo y nosotros supiéramos a qué te referías, podríamos ejecutarlo, y podríamos hacerlo en paralelo". Apenas un fragmento de una charla casual entre dos de los hombres más poderosos del planeta, pero aún así, lo que para ellos fue una simple broma, para otros equivale a años de trabajo.
Google todavía tiene mucho camino por recorrer, y puede que tarde o temprano pueda alcanzar un nivel tal que entregue la respuesta exacta a una persona interpretando y comprendiendo cada palabra que fue ingresada en el buscador. Sin embargo, ¿alcanzará con sólo entender al cerebro humano, o en un futuro lejano se necesitará una interfaz física? Si al fin y al cabo descubrimos cómo funciona el cerebro humano y reproducimos ese funcionamiento, ¿pasaría la inteligencia artificial a cumplir un papel fundamental? Son apenas vagas especulaciones en una época en la que todavía luchamos para tener una conexión a Internet decente, ¿pero por qué no dejo de imaginarme a un par de locos en Google con cables de red metidos en sus orejas…?