No tiene sentido negarlo: Nuestra relación con los dispositivos móviles es espantosa. El doomscrolling hace mucho más daño del que imaginamos, y no hay ningún interés en cambiar eso. Ahora, renunciar al smartphone no es un objetivo sencillo, y para algunos usuarios resulta imposible (cuestiones laborales, de salud, etc.). Sin embargo, existe otro camino, que es la transformación del smartphone, un iPhone para ser más precisos, en un teléfono «básico». Harrison Broadbent del blog Dumbphones nos explica su proceso.
¿Cuántas horas por día pasas frente al smartphone? ¿Cuántas notificaciones por día recibes? Lo más probable es que la respuesta a ambas preguntas sea «muchas», y honestamente, creo que nadie estaría sorprendido. Después de todo, los dispositivos, las apps y los servicios en línea han sido diseñados con ese objetivo: Capturar tu atención. Constante, sin interrupciones, siempre.
Harrison Broadbent del blog Dumbphones ha clasificado a los smartphones modernos de una manera muy precisa: Máquinas tragaperras impulsadas por dopamina. Pero su propuesta para combatir esa condición no es renunciar al dispositivo, sino moderar su contenido, convertirlo en algo más tibio y genérico. Su artículo se enfoca en el iPhone, pero imagino que no sería tan complicado lograr un resultado similar en Android.
Un iPhone más «básico» para eliminar distracciones
La primera recomendación es reemplazar toda la pantalla principal y el launcher con una versión minimalista. Si bien existen apps en el ecosistema Apple como Blank Spaces y On Point, Harrison sugiere la instalación de Dumbify, que deja a un lado el aspecto freemium y solicita un pago único de cinco dólares (¿Comprar software? ¿Hoy? ¡Es un milagro!). El formato nos recuerda a los móviles Windows Phone, pero da un paso extra al eliminar el color y los iconos.
El segundo paso es usar fondos de pantalla neutros que escondan el dock. Dumbify incluye dos ejemplos, pero Harrison se tomó la molestia de compartir fondos genéricos para que cualquier usuario pueda ajustarlos a su dispositivo. Esto requiere desactivar el modo oscuro automático, y la opción de búsqueda en la pantalla principal.
Las últimas dos recomendaciones son las más controvertidas: Usar el smartphone en escala de grises, y deshabilitar las notificaciones. La escala de grises se activa en la sección de Accesibilidad. Muchas apps dependen del color para su reproducción, y lo más probable es que el usuario presente resistencia aquí. En cambio, desactivar las notificaciones es algo que en lo personal considero esencial. El bombardeo constante y la paranoia del FOMO vuelven loco a cualquiera.
Para finalizar, lo más obvio: Desinstalar apps. En esencia, la propuesta de Harrison es volver al iPhone más incómodo y aburrido. ¿Tal vez funcione…?
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