¿Planeas restaurar un ordenador para convertirlo en retroconsola o disfrutar de juegos clásicos? Hay un gran número de opciones allá afuera, pero deberás enfrentar una serie de inconvenientes que afectan a casi todos los sistemas antiguos. Colin del canal This Does Not Compute decidió reparar un fascinante ultraportátil Toshiba Libretto 50CT, y como era de esperarse, necesitó algo más que un cambio de hardware…
La historia nos dice que el primer modelo de Toshiba Libretto, conocido como Libretto 20, debutó en abril de 1996. Al parecer ese equipo jamás salió de Japón, pero el concepto de subnotebook no tardó demasiado en dar el salto a otras tierras. Obedeciendo una vez más a la información disponible, el Libretto 50CT fue uno de los primeros (por no decir «el» primero) en llegar a Occidente.
Con un procesador Pentium de 75 MHz, 16 MB de RAM y un disco duro de 810 MB, el Libretto 50CT adoptó a Windows 95 sin sobresaltos. Colin del canal This Does Not Compute recibió un 50CT de la gente de Free Geek Twin Cities (una tienda de hardware que también se enfoca en reciclar equipos), y aunque su reparación fue «sencilla», el proceso necesitó algunos ajustes en el camino:
Reparando un ultraportátil Toshiba Libretto 50CT de los años ’90
El primer paso fue reemplazar el disco duro original, que ni siquiera llega a ser detectado correctamente (sus «ruidos de agonía» lo dicen todo). La buena noticia es que Toshiba habilitó el acceso rápido a su bahía (o sea que no hay que desarmar medio portátil), y considerando su tamaño original, Colin decidió reemplazarlo con una unidad de estado sólido.
Aquí es donde comenzaron las dificultades. La tarjeta CompactFlash y su adaptador no presentan detalles de compatibilidad (después de todo, la interfaz CompactFlash es esencialmente IDE), pero su instalación requiere un caddy personalizado. Los modelos disponibles en la Web son demasiado altos (Toshiba usó discos de 7mm), por lo que Colin debió ajustar el diseño. El segundo problema es que el conector del adaptador queda muy abajo en el caddy, sin embargo, una dosis extra de cinta doble faz fue suficiente para corregir la diferencia. Finalmente, el cambio de altura deja expuestos a los pines de selección de unidad. Colin eliminó los headers, e hizo un puente con estaño.
Los puertos brillan por su ausencia en el Libretto 50CT, y eso complica la reinstalación de software. Más allá de los docks y los replicadores, el problema es que no hay soporte de inicio en unidades de CD-ROM, e instalar Windows 95 usando floppies es una locura. La mejor estrategia para Colin fue tomar un atajo clásico: Usar otro ordenador, y copiar manualmente el contenido del CD-ROM de Windows 95 a la tarjeta CompactFlash, iniciando el Setup desde allí. Hice eso muchas veces con Windows 9x, y funciona de maravillas.
El último desafío se esconde en las propias tarjetas CompactFlash. Algunas han sido configuradas de fábrica como unidades «extraíbles», cuando deben funcionar como «fijas». Una utilidad compatible con MS-DOS permite cambiar el flag de extraíble a fijo en ciertas tarjetas, pero su soporte no es universal. Dos alternativas: Usar tarjetas CompactFlash industriales (que suelen venir «fijas» de fábrica), o instalar adaptadores para tarjetas microSD, pero suelen ser más caros.
Windows 95 no dio dolores de cabeza con los drivers, y podemos decir con certeza que la aventura tiene final feliz, pero al mismo tiempo sirve como «advertencia»: Con el hardware antiguo hay que ensuciarse las manos… y esa es la mejor parte.