El Sol es la fuente de energía más potente y abundante para el desarrollo de la vida sobre la Tierra… pero en un mal día podría hacer retroceder a nuestra civilización cientos de años. Todo lo que se necesita es una eyección de masa coronal que dispare una tormenta solar y golpee de lleno al planeta. ¿La peor parte? Esto ya sucedió: Se lo conoce como el Evento Carrington. Alcanzó su pico máximo de intensidad el 1 de septiembre de 1859, y provocó el colapso de la red de telegrafía. ¿Cuándo fue la última tormenta de esa magnitud? Digamos que está mucho más cerca en el calendario de lo que imaginas…
Destrucción del medio ambiente, guerra nuclear, el fin del petróleo, asteroide, nueva era del hielo, brote de rayos gamma, supernova cercana, la muerte de los insectos… no es demasiado complicado pensar en un escenario compatible con la extinción de la vida en la Tierra o la caída definitiva de las civilizaciones modernas. Por supuesto, en la vida real hay muchas personas que invierten una amplia cantidad de recursos para sobrevivir a estos eventos, pero es imposible preparar una resistencia perfecta. De hecho, la Tierra ya experimentó una «demo» bastante intensa 160 años atrás.
La tormenta solar de 1859
Entre fines de agosto y principios de septiembre de 1859, múltiples manchas solares aparecieron en la superficie del Sol, con auroras extendiéndose hasta el estado de Queensland en Australia. Durante el mediodía del 1 de septiembre, los astrónomos Richard Carrington y Richard Hodgson detectaron de forma independiente una erupción solar, la cual fue asociada con una eyección de masa coronal que tardó poco más de 17 horas y media en llegar a la Tierra.
La tormenta solar fue una de las más grandes jamás registradas, y las auroras se vieron en casi todo el globo, alcanzando regiones como Cuba, Colombia, China y el sur de Japón. Las redes y los sistemas de telegrafía fallaron en Estados Unidos y toda Europa.
Chispas, choques eléctricos y mensajes enviados aún después de haber interrumpido la fuente principal de energía fueron algunos de sus síntomas. La distribución de electricidad aún se encontraba en pañales, pero también sufrió problemas. De ese modo, el Evento Carrington reclamó un trozo de historia.
Lo mejor que le pudo haber pasado a la humanidad durante la tormenta solar de 1859 es no estar tan desarrollada a nivel tecnológico. Sin embargo, la historia sería muy diferente hoy. Los satélites han sido especialmente diseñados para resistir tormentas solares, pero no son indestructibles (Telstar 401 es un buen ejemplo).
El problema principal se encuentra en la debilidad de nuestra infraestructura eléctrica. Una tormenta solar noqueó en marzo de 1989 a la red de la distribuidora Hydro-Québec, dejando a seis millones de personas sin energía por nueve horas.
La tormenta de 2012 tuvo características muy similares al Evento Carrington, y le erró a la Tierra por apenas nueve días. Para finalizar, dos datos: La gente de Lloyd’s y AER publicaron en 2013 un estudio en el que revelan que un nuevo Evento Carrington podría causar hasta 2.6 billones de dólares (nuestros billones) en daños sólo en los Estados Unidos, y el profesor Ying D. Liu de UC Berkeley y la Academia China de las Ciencias indicó que la recuperación podría tardar entre cuatro y diez años… siendo optimistas.
Fuente: UC Berkeley
Fuente: Solarstorm Watch