¿Sabías por qué nunca existieron la versión 13 del Microsoft Office o del WinZip? ¿Y por qué algunos de los alumnos más avanzados del MIT le sacan lustre a la nariz de uno de sus inspiradores? Aún cuando nos consideramos técnicamente avanzados, los pensamientos supersticiosos y mágicos invaden nuestras vidas más que nunca. Algunos de estos casos son patológicos y tienen nombres inverosímiles, como la triscaidecafobia (fobia al número 13) o –tomar aire antes de leer– la hexakosioihexekontahexafobia (fobia al 666). En muchos casos, esto puede incluso llevarnos a la muerte. Desde accidentes automovilísticos a suicidios, los estudios no dejan lugar a dudas: la superstición puede matar. En general asociamos el concepto de superstición con las sociedades primitivas, pero lo cierto es que el progreso tecnológico no solo no disminuyó estas creencias, sino que las ha incrementado y están viviendo un nuevo auge de la mano de internet. Originalmente, las teorías antropológicas se centraban en que solo los pueblos antiguos se valían de la superstición como forma de paliar su falta de comprensión científica del mundo. La realidad es que hoy la superstición está más viva que nunca. Los números son un área particular dentro de estas supersticiones. Por caso, en la cultura occidental el número 13 en general siempre fue asociado con situaciones fatídicas. Muchos edificios no tienen piso 13. El Metro de Madrid tiene 12 líneas y se planea crear la línea 14. Algunas compañías aéreas como Iberia no tienen asiento 13 en sus aviones. Estas creencias tienen nombre: triscaidecafobia. El mundo de la informática no queda al margen de esto: el Microsoft Office pasó de la versión 12 (2007) a la 14 (2010). Lo mismo pasó con el WinZip. La compañía DEC fabricó su famosa línea de ordenadores PDP con códigos PDP-1 a PDP-16, salteando específicamente el PDP-13. Y así. Hay historias muy curiosas en torno a los números y las supersticiones, muchas de ellas recopiladas por Richard Wiseman, Licenciado en Psicología del University College de Londres. Como la historia de Kaspar, un gato negro tallado en madera que se usa en el hotel Savoy de Londres como “comensal número 14”, para evitar las mesas de 13 personas. La historia comienza a finales del siglo XIX, cuando un hombre de negocios reservó en el hotel una mesa para catorce personas. A pesar de que uno de sus invitados no pudo asistir, este hombre ignoró la mala fama del número trece y siguió adelante con la comida. Unos días después fue asesinado a balazos. Casualidad o no, a partir de este suceso y durante más de veinte años, el Savoy no permitió cenar a grupos de trece personas, llegando a sentar a miembros del personal del hotel para sumar uno al número. A finales de los años veinte, los responsables del hotel encargaron a un famoso artista una escultura para que funcionara como “comensal 14”. Desde entonces, cuando hay una reunión con 13 personas, a Kaspar se lo “sienta” en un espacio adicional en la mesa, se le coloca una servilleta y se le sirve un plato de comida.
EL NÚMERO, LA MUERTE Y LA CIENCIA
El método científico fue utilizado repetidas veces para analizar hasta dónde la superstición afecta la vida de las personas. Desde encuestas básicas hasta procesos de correlación numérica, los resultados son sorprendentes. Siguiendo con el relato de Wiseman, una encuesta realizada en los EE.UU. reveló que el 72 por ciento del público dijo poseer al menos un amuleto de buena fortuna. Un estudio realizado por la British Association for the Advancement of Science reveló valores similares: un 80% de las personas toca madera, 64% cruza los dedos y casi un 50% evita pasar debajo de escaleras. El resumen del estudio está descrito en el artículo “Si naciste con mala suerte, no importa cuántas patas de conejo utilices, eso no va a hacer diferencia”. Y esto afecta incluso a las mentes supuestamente más brillantes. Por caso, la mayoría de los estudiantes del MIT tocan la nariz del bajorrelieve de la placa recordatoria de George Eastman ante la creencia de que eso les dará buena suerte en los exámenes. Lo mismo sucede con el pie de John Harvard en la universidad homónima. No parece ser que un nivel intelectual elevado disminuya las creencias supersticiosas.
“Si naciste con mala suerte, no importa cuántas patas de conejo utilices, eso no va a hacer diferencia”
Sin embargo, en muchos casos, las cuestiones de la “mala suerte numérica” van más allá de lo anecdótico y empiezan a ponerse peligrosas. Simo Näyhä, un investigador Finlandés, recolectó registros de admisión de los hospitales de su país durante más de 25 años, comparando más de 1300 viernes comunes versus viernes 13. En su estudio, denominado “Traffic Deaths and Superstition on Friday the 13th”, detectó una mayor tasa de accidentes en los viernes 13, del 5% mayor en los hombres y del 38% más en las mujeres.