¿Te ha pasado eso de tener que ir a comprar algo y quedarte tildado por la cantidad de opciones, sin saber qué producto llevarte? Los alemanes lo llaman Die Qual der Wahl, algo así como “la tortura de tener que elegir”. Los franceses dicen: “demasiadas opciones matan las opciones”. Parálisis e insatisfacción ante un fracaso seguro, aun cuando creamos que estamos llevándonos el mejor producto. La psicología lo llama disonancia cognitiva.
Un mal que nos aqueja en estos días, lo suficientemente estudiado por los especialistas como para que podamos aquí darte algunos puntos de vista que tal vez puedan hacer a nuestra vida un poco más llevadera…
¡Todos los detalles en la sección más amarilla de todo NeoTeo! ¡Haz click para saber más!
En una nota anterior de TBONTB hablábamos del exceso de información que atiborra nuestras vidas. Particularmente hacíamos referencia al libro “¡BASTA!” de John Naish.
En el mismo libro, Naish habla del exceso de opciones, y cita un estudio del Journal of Product and Brand Management, que afirma que la oferta de más opciones no incrementa el nivel de satisfacción.
Naish hace referencia a un experimento bastante conocido, en donde dos profesores universitarios, Mark Lepper y Sheena Iyengar, “armaron dos mesas en un supermercado, una con veinticuatro tarros de mermelada y otra con seis, y ofrecieron cupones de descuento a todo aquel que se detuviera a degustarlas. Sólo el tres por ciento de las personas que probaron las mermeladas de la mesa de las veinticuatro muestras compró alguna, mientras que el treinta por ciento de la otra mesa lo hizo.” También cita otro estudio de los suizos Thomas Rudolph y Marcus Schweizer, quienes analizaron los niveles de confusión de los consumidores incluso al elegir el papel higiénico. Cierra Naish: “¡Pero vamos, estamos hablando sólo de papel higiénico! ¿Qué es lo que los consumidores esperan hacer con él?”
Barry Schwartz es un sicólogo que aborda el mismo tema en su libro Paradox of Choice, e identifica dos efectos encadenados que puede producir esto en un consumidor:
* Parálisis: el consumidor se ve sobrepasado por la cantidad de opciones, deteniéndose cada vez más tiempo en elegir cuál es la mejor, llegando incluso a no tomar ninguna decisión.
* Insatisfacción: si se supera la etapa de parálisis, lo más probable es que, no importa lo que se elija, el comprador quedará menos satisfecho que si no hubiera tenido tantas opciones.
Esto último tiene varios fundamentos. Por un lado, elegir una opción implica dejar de lado todas las demás, por lo tanto, cuantas más opciones hay, a más opciones estaremos renunciando.
“La vida es una progresión de deseo en deseo, no de placer en placer.” – Samuel Johnson, 1776
Por otro lado, explica Schwartz que antes, cuando había pocas o casi ninguna opción, nuestras expectativas eran muy bajas, o ninguna en particular. Ahora, con muchas opciones, creemos que hay más facilidad para acercarnos a la perfección. Nuestro cerebro hace una unión mental de todas las características de todas las opciones, creando una “opción ideal” imaginaria. Y, claro, lo que conseguimos siempre va a ser menos que ese concepto irreal, por lo tanto, aun cuando tomemos una buena opción, seguramente estaremos más disconformes.
Lo grave aquí es que solemos culpamos a nosotros mismos por esta aparente falla en la elección. La psicología emparenta esta sensación con la idea de disonancia cognitiva. Un concepto originalmente asociado a la tensión psicológica relacionada con conflictos del tipo moral (aborto, pena de muerte, legalización de drogas…), pero hoy pareciera que la elección de una lata de tomates en un supermercado reviste la misma gravedad.
Schwartz culpa, entre otras cosas, al “dogma oficial” (fíjense que evitamos usar la palabra “capitalismo”). Este dogma lo tomamos por verdadero casi sin cuestionarlo, y funciona más o menos así:
-Deseamos maximizar el bienestar.
-Implica maximizar la libertad.
-Implica maximizar las posibilidades de elección.
-Más posibilidades de elección significan más libertad.
-Más libertad significa más bienestar.
Concluye Barry: “Esto es FALSO. Porque no hay dudas que tener opciones es mejor que no tener ninguna, pero de esta afirmación no se deriva que muchas opciones son mejores que solo algunas. Tener demasiadas opciones no solo no ayuda, sino que causa daño.”
¿Y ENTONCES?
Para terminar quería compartir con los lectores una serie de ideas que propone John Naish, tendientes a disminuir el daño causado por tener que elegir entre tanta cosa:
* “Evita permutaciones innecesarias y sin sentido: compra únicamente en establecimientos pequeños que no cuenten con el espacio necesario para acomodar una amplia variedad de opciones. Si estas tiendas son independientes, mucho mejor. Con algo de suerte, los propietarios conocerán su mercado y sólo tendrán en oferta opciones sabias que te ahorrarán falsos dilemas diarios.”
* “Si elegir entre dos opciones (…) te sume en un dilema de difícil salida, la solución más simple es echarlo a cara o cruz. La respuesta no se encuentra en el resultado que arroje la moneda, sino en tu reacción frente al resultado. Si te sientes algo decepcionado por éste o quieres tirar de nuevo, entonces deberías elegir la opción contraria. Has descubierto tu preferencia secreta. Es una búsqueda interna o una forma de adivinación, algo así como la versión despojada del tarot o del I-ching.”
* “Prueba enfrentar el nivel ridículo de opciones para el consumidor con una estrategia de compra igualmente absurda, como por ejemplo optar por comprar únicamente cosas que tengan tres vocales en el nombre, o etiquetas que incluyan los colores rojo y negro.”
En fin, todo sea por dedicar menos tiempo a elegir y más tiempo a vivir.
Eso es todo por hoy, amigos… ¿Qué experiencias personales pueden compartir aquí los lectores?
Una vez en el super no había la mayonesa que suelo comprar, nunca me había pasado. Entonces tuve que escoger entre todas las marcas de mayonesa que existían y entre los tipos de presentación en que vienen, y son tantas… al final escogí una. No me sentí muy satisfecho con mi elección.
Para las cosas que compro frecuentemente prefiero que sea determinado por la experiencia de usuario, o sea, si la mayonesa me gusta, la vuelvo a comprar… y cada vez que sale una nueva, la pruebo! =)
Yo desde hace tiempo armo planillas de decisión, me gustan muchísimo. Me las enseñaron en 1999
Para compras de productos de larga duración (tv, cámara, celular) armo una grilla en la que en la primer fila pongo características, debajo de cada característica pongo un número de 1 a 10 en función de cuánto me importa esa característica.
En la primer columna pongo las opciones, en el cruce de opción y característica pongo una calificación de cuán bueno es ese aspecto para esa opción (ejemplo: Celular iPhone5 para puntos por pulgada: 10) luego multiplico ese valor por cuánto me interesa esa característica y sumo todas estas multiplicaciones.
Me dará un valor total por opción, la que más puntaje junte es la que más me "conviene". Disfruto mucho de hacer estas planillas =)
#2 La idea del artículo es justamente la de enseñar a no gastar tiempo de vida (tienes una sola) comprando. Tu has hecho un arte de comprar.
Yo en cambio tengo un problemita sobre qué distribución de linux instalar en mi computadora, Ubuntu 12.10, Ubuntu 12.04 u OpenSUSE 12.2 xD
#4 múltiples particiones y listo!! 😛
Yo lo he vivido desde el lado del vendedor.
Tengo un pequeño negocio de fotocopias con mis compañeros de universidad. Siempre me están preguntando que libro tengo para tal o cual asignatura. Cuando les ofrezco más de tres opciones siempre quedan mirándome desconsertados y preguntando "¿pero tú, cual me recomiendas?" o diciendo "lo voy a pensar y te digo". Cuando solo les ofrezco 2 alternativas, mis ventas se incrementan muchísimo.
Me ocurre lo mismo en el supermercado con los yogures.
Ya sólo compro natural sin azucar, me marea encontrar 10 metros de estante con 50 opciones. Y a veces me cuesta encontrarlo.
Aunque hay un "modelo" concreto que me encanta, y si está tiro a por ese, pero no me detengo mucho a buscarlo.
Las opciones generan insatisfacción y por lo tanto felicidad contrariamente a lo que solemos creer.
Para más info miren esta charla de TED:
http://www.ted.com/talks/lang/es/dan_gilbert_asks_why_are_we_happy.html
Tengo un pequeño negocio de arriendo de oficina que administro despues de mi trabajo, y resulta que cuando instalo nuevas oficinas y la oferta es mayor a lo normal, o sea tengo varias oficinas disponibles (4 o mas). Aunque ponga precios muy bajos de lanzamiento, NADIE ME ARRIENDA, aunque a la mayoría les gustan. Cuando me quedan 1 o 2, y a precios mas altos, las arriendo rapidísimo.
Yo había notado esta particualridad estúpida de nosotros los seres humanos, pero no habia encontrado teoria que lo soporte.
Gracias y saludos.
#9 por eso siempre hay que decir que sólo quedan unas pocas vacantes, aunque este todo disponible…
Gracias por compartir sus experiencias en estas cuestiones. Hay más info que tengo sobre el tema, estará disponible en una nota futura.
Está muy interesante, estoy leyendo el libro que se trata sobre esto mismo. Se llama "Porque más es menos".De hecho creo que es el mismo autor jeje, cuando lo termine colocaré mi opinión.
Que buen material me diste para completar algo que estoy haciendo con referencia a GNU/Linux sus Xmiles de distro y X cantidad de escritorios. 😉
Algunas cosas si he visto aparte, por ejemplo la insatisfacción se genera por un deseo reprimido, este sentimiento en el ámbito capital o genera el exceso de publicidad; esto es mas rápido, esto es mejor, somos pioneros, esto es mas X.
Por lo General deseamos siempre lo mejor y muy pocos productos tienen todo mejor (de aquí los fans de apple)
Existe un efecto que invierte esta reacción (no recuerdo nombre) es cuando un producto se auto promociona como NO el mejor, o simplemente no se promociona y su fama de atribuye a las referencias de los usuarios, ahí se rompe la línea de este efecto.
#12 ¿Quien es el autor de ese libro?