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To bit or not to bit: ¡Confirman que el brainstorming no funciona!

Se supo: las reuniones de “Tormentas de ideas” no sirven para nada. Se comprobó que casi en el 85% de los casos una sesión de brainstorming se transforma en una pérdida de tiempo. Esto se debe a algo muy particular: La Ilusión de productividad.

Se veía venir: primero fue un paper científico por acá, un estudio de campo por allá, y lo cierto es que la gente, particularmente las empresas, siguen usando las “Tormentas de ideas” como si funcionaran, y la realidad es que no lo hacen.

La metodología del brainstorming es sencilla: se reúne un grupo de personas e intentan, en conjunto, llegar a conclusiones acerca de un problema en particular, a partir de diferentes ideas aportadas por los integrantes. El término se hizo popular a partir del la década de 1940 por un libro publicado por Alex Osborn, How to Think Up.

Pero, ¿qué se encontró? Que las personas trabajando en forma individual generalmente son mejores que los grupos cuando se trata de encontrar soluciones. Lo curioso es que los estudios que demuestran la ineficiacia de estas metodologías tienen casi treinta años, y sin embargo, se insiste en usar estos métodos.

La primera alerta data de mediados de la década de 1980, cuando Michael Diehl y Wolfgang Stroebe publicaron su estudio acerca de la pérdida de productividad en los grupos de brainstorming. Cuatro experimentos independientes demostraron la ineficacia del método.

A partir de allí, varios estudios se sucedieron, hasta que en en el año 2006 se publicó un análisis definitivo que compendia todos los anteriores: de 22 estudios, 18 arrojaron resultados que muestran que el trabajo en grupo para buscar ideas resultó menos eficiente que el trabajo individual.

Aquí lo curioso no es tanto que la “Lluvia de ideas” no funcione, sino por qué la gente lo sigue utilizando como si realmente funcionara. Pues bien, según explica Bernard Nijstad, el coordinador de la investigación, resulta que, como estamos dentro de un grupo, y hay otras personas hablando y pensando además de nosotros, perdemos el foco más fácilmente y estamos menos al tanto de si estamos elaborando o no nuevas ideas. Como contraste, al trabajar solos es fácil darse cuenta cuando no estamos desarrollando nada nuevo. La forma de demostrarlo fue desarrollar grupos de trabajo, contrastarlos con actividades individuales y consultar a los participantes acerca de qué tan satisfechos se encontraban con el desarrollo: “Trabajar en grupo suele llevar a la sensación de que hay una actividad continua; los miembros del grupo creen que se avanza, aun cuando puede suceder que ninguno de ellos, en particular, esté realizando aportes significativos”, explica Nijstad.

Otro de los motivos es que, en general, por más que la pauta del brainstorming sea diferir cualquier evaluación de ideas hasta más tarde, quienes quieren aportar conceptos a un grupo inevitablemente se sienten (y son) juzgados, por lo que habitualmente suelen aportar ideas menos originales.

Y aún más: cuando estamos en grupo, la asociación de ideas funciona más en el plano de la palabra, a partir del intercambio comunicacional entre los integrantes. Pero esto suele ser superficial, ya que el lenguaje esta cargado de clichés. En contraposición, si trabajamos solos, las ideas quedan en un plano conceptual, interno, que no llega a transformarse en lenguaje hablado y, por ende, funciona en un nivel más profundo.

El hecho de que las pruebas en contra de la metodología sean concluyentes no parece convencernos de que dejemos de aplicarla. El hombre es un animal de costumbres, y las empresas, ni les digo.

¿Y tú qué dices? ¿Pierdes también el tiempo en sesiones de brainstorming? ¿Has pensado en dejar de hacerlo? Y, si trabajas en una empresa, ¿te harían caso si lo propusieras, o les parecería una idea demasiado revolucionaria, digna de alguien que ha pensado las cosas por su propia cuenta?

¡Hasta el próximo To bit!

Escrito por Gianni Sabbione

Gianni Sabbione es editor literario, científico y músico. Como editor trabajó y trabaja en editoriales y medios internacionales de EE.UU., España y Latinoamérica. Es asesor en reorganización y automatización de áreas de IT e investigó en IA y redes neuronales.
Es cantante de sus bandas de hard rock solista y de Color Púrpura, y aprovecha su perfil en Neoteo para promocionarlas. Al menos hasta que se de cuenta el Sr. Director del sitio.

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