No es broma. Por medio de sencillos cálculos, científicos del London School of Economics & Political Science calcularon la relación real entre el ingreso monetario y la felicidad. Y la buena noticia es que la gran parte de los elementos que aportan a nuestro bienestar general no tienen que ver con dinero. ¿Quieres ser feliz gastando poco? ¡Lee esta nota!
En uno de los To bit de principio de este año hablábamos de cómo está fehacientemente demostrado que, a partir de un valor específico de ingreso de dinero, los valores de felicidad percibida se estabilizan. Vale decir que, a partir de cierta cantidad, más dinero no hace la felicidad. Uno de los gráficos que publicamos resumía la idea:
Pues bien, si nos movemos hacia la parte izquierda del gráfico, ¿qué elementos no relacionados con la plata hacen que los valores de felicidad no disminuyan, a medida que disminuye el ingreso? ¿Qué es lo que lo compensa?
Nattavudh Powdthavee es un especialista en el área, e investiga en el Centro Londinense de Estudios Científicos Económicos y Políticos. Publicó un estudio con un título muy llamativo: Putting a Price Tag on Friends, Relatives, and Neighbours (Poniéndole precio a los amigos, parientes y vecinos). El estudio explora la vieja pregunta: ¿qué es lo que más aporta a nuestra felicidad, el dinero o las relaciones sociales?
Con un análisis exhaustivo, en el estudio se encontró una muy fuerte correlación directa entre el nivel de relaciones sociales y el estado de felicidad o bienestar percibido por cada individuo. Dicho de otra manera, Powdthavee (¡menos mal que existe el copy-paste para escribir el nombre del científico!), encontró los valores monetarios que compensan la falta de relaciones entre las personas.
El universo estudiado fue de 18.547 individuos, con un total de 54.421 preguntas. Además de consultarles sobre qué tan satisfechos están con su vida actual, a los participantes se les realizaron preguntas referidas a su vida social, como “¿Con qué frecuencia te encuentras con amigos o familiares que no viven contigo?” o “¿Con qué frecuencia conversas con tus vecinos?”
Citando al estudio, la persona que solo ve a sus seres queridos una vez al mes o menos, requiere alrededor de unos 85.000 dólares adicionales al año para estar tan satisfecho con la vida como lo está quien se relaciona con ellos casi todos los días.
Por otra parte, hablar con los vecinos casi todos los días es aproximadamente 27.000 dólares al año más barato que hacerlo una vez al mes o menos.
Esta diferencia es aún más dramática si se considera que en el universo estudiado el ingreso promedio anual es de alrededor de ¡13.000 dólares anuales!
Parecería que nunca terminamos del todo de entender la importancia de generar vínculos sociales reales (no de mentirita, como los “amigos” de Facebook). Y esto no es casual, ya que los estamentos del poder nos enseñan a concebir los vínculos con los demás como objetos desechables. Ya lo decíamos citando a Zygmunt Bauman en un To bit anterior:
“No es casual que el mundo de hoy promueva las actitudes que tiendan a dividir y premie las actividades competitivas. Al mismo tiempo, degrada los valores de colaboración y el trabajo en equipo al rango de estratagemas temporales que deben abandonarse o eliminarse una vez que se hayan agotado sus beneficios (…) es el resultado de la nueva técnica del poder, que emplea como principal instrumento el descompromiso. Para que el poder fluya, cualquier trama densa de nexos sociales implica un obstáculo que debe ser eliminado. Los poderes globales están abocados al desmantelamiento de esas redes, en nombre de una mayor y constante fluidez, que es la fuente principal de su fuerza y la garantía de su invencibilidad. Y el derrumbe, la fragilidad, la vulnerabilidad, la transitoriedad y la precariedad de los vínculos humanos permiten que esos poderes puedan actuar.”
Así que, amiguitos, ya lo sabemos: dejemos de una vez ese Forever Alone de lado y salgamos a encontrarnos con los demás, ¡aunque más no sea por el dinero que nos ahorraremos! 😛
¡Hasta el próximo To bit!