El mundo se está transformando en algo intangible e irreal debido a los bits. Vivimos en un mundo analógico en donde todo tiende a digitalizarse. Todo lo que se pueda se transforma en números. Desde los textos y las imágenes, hasta el audio y el video… Incluso los sentidos y nuestra vida social. Capa sobre capa de digitalización van construyendo la famosa “virtualidad”. ¿Podremos salir indemnes de la digitalización indiscriminada? Distintos análisis ponen en duda de que esto sea así. ¡Pasen y lean, 1011antes de que nos 1011000110 invadan los bi00101100 0110 010010100 1100 111 101101
Lo analógico es lo continuo. Hace referencia a magnitudes que varían en forma continua. Vivimos en un mundo analógico. Lo digital es lo discreto (discreto en cuanto cantidades medibles exactamente, como la cantidad de fósforos en una caja).
La digitalización es el proceso de representar de alguna manera en forma discreta magnitudes analógicas. Por ejemplo, el audio se digitaliza a una frecuencia determinada: se toman muestras numéricas de la señal sonora a intervalos regulares y estos numeritos se guardan para luego reproducirse por medio de un proceso inverso.
Todo lo que sea factible de ser pasado a números, lo está siendo, y cada día se crea una nueva entidad numérica con la intención de reemplazar a la real. En la economía global de hoy en día, el proceso de digitalización se está acelerando, y cada vez cubre más áreas. Inluso las empresas que históricamente se centraron en el hardware están moviéndose hacia la virtualidad, como Hewlett-Packard, que anunció hace poco que dejará de fabricar ordenadores para centrarse en el desarrollo de software.
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Están más que claros los aspectos en los que lo digital es más conveniente que lo analógico. Estas ventajas están muy publicitadas. Lo que, como muchas veces nos preguntamos en esta sección, es ¿hay otras variables ocultas? ¿Cuáles son? Ya que el mundo es intrínsecamente analógico. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de esta alegre digitalización indiscriminada de todo lo que nos rodea?
Para que una información, concepto o lo que fuera del mundo real, que originalmente es analógico, llegue a nuestras manos después de pasar por un proceso de digitalización, indefectiblemente debe ser transformado. Pero, además, para que nosotros podamos aprehenderlo —escucharlo, verlo, leerlo… sentirlo—, esa información debe ser nuevamente transformada para regresar al mundo analógico, al que pertenecemos. Esto hace que necesariamente hagan falta interfases complejas entre el emisor y el receptor. Pero hay un detalle: las interfases con las que interactuamos cada vez están mas lejos del objeto real… Por lo que comenzamos a relacionarnos con entelequias, conceptos, representaciones.
En muchos aspectos, la vida comienza a perder peso, dramatismo, interés… No encontré mejor resumen de esto que este fragmento de una entrevista a Jerry Seinfeld, que es muy esclarecedor (atención al comentario final acerca de cómo colgar el teléfono). De paso lo vemos a Seinfeld que es muy divertido:
Las interfases con las que interactuamos cada vez están mas lejos del objeto real, por lo que comenzamos a relacionarnos con entelequias, conceptos, representaciones…
Otra de las consecuencias “no positivas” de la virtualización la sufro regularmente con mi Smartphone. Hasta hace un tiempo, yo utilizaba un teléfono móvil antediluviano (¡un Nokia 1100!), con botones reales. Ahora, los botones son dibujitos en una pantalla. ¡Nunca había vivido la experiencia de que un botón se cuelgue! Pero así sucede. Incluso el fabricante del móvil recomienda reiniciar regularmente el dispositivo. Con el software llegaron los problemas virtuales.
Así que allí estamos, debatiéndonos entre lo analógico y lo digital, con un pie de cada lado.
Tú, lector, ¿qué consecuencias poco publicitadas ves en esta carrera hacia la digitalizaci00110 tota011101 de 101000101010001 ?11100 ¡!! 11001010101 00100011011
POSDATA: Momentáneamente librado del ataque de los bits, y mientras escribo esto, me entero de que, para complicar un poco más las cosas, resulta que Craig Hogan, Director del Centro de Astrofísica de Partículas del Fermilab, cree que el mundo no es analógico, sino ¡digital! Más acerca de esto lo pueden ver en esta nota publicada aquí mismo en nuestro querido NeoTeo.
Tal vez, lo que estemos haciendo al momento de digitalizar el mundo no sea más que volver a nuestra esencia…
