Yo no sé si se nota, pero me tomo muy en serio la selección de imágenes para esta columna. La podría solucionar en media hora, descargando lo primero que me encuentro, que más o menos zafe. Pero no… me paso algunas cuantas horas navegando dumps de todo tipo, eligiendo una imagen de cada cien, solo para traer lo que creo es lo mejor.
Dejo toda la tarde en esto, y no lo digo para victimizarme ni nada, sino porque quiero que sepas que REALMENTE me interesa que la pases bien mientras desciendes por esta página. Así que, amigo, eso… espero que la pases bien. Me importa mucho que, al menos, todas esas horas invertidas sirvan para arrancarte una sonrisita. Como va la cosa a nivel mundial, con tan poca cosa me doy por satisfecho. ¡Ah! La recomendación fílmica de esta semana, sin embargo, no me llevó ni un solo segundo. La película seleccionada era la opción obvia. ¡No te la pierdas!
#1
#2
#3
#4
#5
#6
"¿Si eliges una respuesta al azar para esta pregunta, cuál es probabilidad de que estés en lo correcto?" A ver quién lo adivina primero.
#7
#8
#9
#10
#11
Esa que ves ahí es mi perrita Pampa cuando era bebé. Los calzoncillos son míos. Y sí, estaba haciendo popo.
#12
#13
#14
#15
#16
#17
#18
#19
#20
#21
#22
#23
#24
#25
#26
#27
#28
#29
#30 Mandy (2018)
Seguro que ya la viste o la tienes en agenda, porque está en boca de todos. Pero, en el remoto caso de que no sea así, oh amigo... debes verla de inmediato. Es cine del bueno. Pero del bueno, bueno. Es otra cosa a lo que estamos acostumbrados. Lenguaje cinematográfico sin censura. Y esos colores, ¡oh qué lindos colores! Es hermoso ver colores en las películas, en una época en la que todo tiene que tener una paleta super meh. Es posible que la primera mitad de la peli, si no te gusta el arte cinematográfico, te aburra un poco. Pero espera que se pone a mil luego.
Leave a Reply