Durante la Segunda Guerra Mundial de Consolas, probablemente la más encarnizada de todas, Sega y Nintendo lucharon un mano a mano en el que cualquiera pudo ganar. Es cierto que la Nintendo NES había, como se sabe popularmente, salvado la industria de los videojuegos de su propia ignominia, ofreciendo no solo una consola superior a todo lo que se conocía, sino también un filtro para asegurar a sus clientes que todo juego adquirido tendría un mínimo de calidad.
Pero Sega, que antes molaba mucho más que ahora, pegó el salto a los 16 bits mucho antes que Nintendo y, por un momento, fue el rey de la escena. La alegría no le duró para siempre, claro. Nintendo se tomó su tiempo, pero cuando asestó su contrataque la cosa se puso verdaderamente caliente. Cada uno de ustedes decidirá quién ganó aquella legendaria batalla por los 16 bits (Sega, cof cof). Lo que es innegable es que ambas compañías hicieron hasta lo imposible para sacarse un poco de ventaja en un mercado tan complicado e hipercompetitivo.
La primera en probar suerte con el tema de la distribución digital de contenido fue Sega, con su Sega Meganet. La gran N se tomaría cinco largos años en seguir los pasos de su principal competidor. Lo hizo con un servicio llamado Satellaview, que distribuía contenidos en franjas horarias mediante satélite. Sí, ¡mediante satélite!
Explicado de manera simple, para jugar los juegos de Satellaview los usuarios necesitaban comprar no solo un nuevo accesorio para su SUPER NES, sino también una suscripción por el servicio. El cartucho BS-X, que se insertaba en la SNES, daba la posibilidad de almacenar información y servir como menú principal del sistema. Cabe destacar, además, que los juegos sólo podían ser jugados durante una franja horaria determinada y definida de antemano, como si fueran series de TV. O sea, solo mientras se transmitía la señal, para que la información enviada estuviera en sintonía con el juego en funcionamiento. A pesar de lo rebuscado de todo el asunto, Satellaview fue un éxito en Japón. El juego BS Zelda no Densetsu Kodai no Sekiban (BS por “Broadcast Satellaview”) fue parte responsable del suceso.
The Legend of Zelda: Ancient Stone Tablets es la traducción y reconstrucción de ese juego, cuyas transmisiones hasta hace pocos días estaban perdidas en algún lugar del espacio. Como novedad, Ancient Stone Tablets no tiene a Link como protagonista, sino al mismo avatar del cartucho BS-X, sea masculino o femenino. O sea, ¡a nosotros! Jugamos como un niño de otra dimensión que, cómo no, debe salvar a Hyrule de las hordas de Ganondorf. El juego estuvo dividido por cuatro capítulos de una hora cada uno, en donde podíamos jugar sobre una especie de teatralización, que va narrando la historia. BS Zelda no Densetsu Kodai no Sekiban fue “transmitido” solo cinco veces, en eventos geniales donde hasta se ofrecían premios a los que obtuvieran mejores puntajes. Un híbrido entre juego, serie de TV, radioteatro y torneos gamer. ¡Absolutamente genial! ¡Solo en Japón!
The Legend of Zelda: Ancient Stone Tablets había estado perdido hasta hace muy poco, pero gracias a los esfuerzos de unos genios que, durante años, se pusieron a reconstruir la obra de Satellaview, hoy podemos jugarlo con cualquier emulador más o menos bueno de SNES. Puedes descargar el ROM y el emulador recomendado en el sitio de sus creadores. Si eres fan de las aventuras de Link y Zelda, estás obligado a jugar esta joya de extrema rareza. ¡Ya mismo!