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The Elder Scrolls V: Skyrim

Han pasado exactamente catorce días, y no, no nos hemos olvidado. De hecho, lo hemos estado jugando, y se nos está haciendo muy extremadamente complicado parar para escribir algunas líneas al respecto. Por cierto, “algunas líneas” es en sentido figurado. Tenemos mucho para decir sobre Skyrim, de lo bueno, de lo malo, y de todo lo que está entre medio de ambos. Bethesda logra su objetivo con otra entrega gigante, bellísima, y por sobre todas las cosas peligrosa. Skyrim está en caos, los dragones han regresado para borrar a todos del mapa, y lo único que se interpone en su camino, eres tú. Prepárate a rendir los próximos dos o tres meses de tu vida. (Aviso: Hay spoilers).

Curioso que el destino haya escogido un lugar así. Un pequeño pueblo imperial cercano a la montaña, una carreta que lleva prisioneros, y en ella, dos elementos críticos para la historia. El primero, Ulfric Stormcloak, quien eliminó al Alto Rey de Skyrim e inició la rebelión contra el Imperio. Y el segundo eres tú, por supuesto. Parece el final de la historia, ya que a ambos los espera el verdugo, ansioso por cortar algunas cabezas. Pero las leyendas tienen raíces muy profundas en Skyrim, y la que habla de Alduin, El Devorador de Mundos, siembra terror entre todos los Nords de la provincia del norte. Por lo tanto, no hay que imaginar su reacción cuando el mismo Alduin se posa sobre una torre, curioso como un pajarillo, y mira hacia abajo a aquellos pobres mortales que están a punto de ser rostizados.

Así comienza la historia del “Dovahkiin”, “Nacido de un dragón”. Sin gloria, ni poderes, ni riquezas. Apenas un prisionero fugado que se ve forzado a correr como una rata si no quiere terminar hecho un “snack” de Alduin. A partir de ese punto, el guión lo escribes con tus propias manos. Guerrero, Mago o Ladrón son los “Tres Caminos” principales para recorrer, cada uno de ellos cubriendo diferentes destrezas asociadas. ¿Puedes concentrarte sobre una de ellas? Claro. ¿Puedes hacer una mezcla entre todas ellas? Por supuesto. ¿Quieres saber ventajas específicas? No, paciencia. Solamente he escrito dos párrafos sobre este artículo, y lo más probable es que ni siquiera hayas puesto un pie en Riverwood, que en esencia será el primer pueblo que visitarás. Después de escapar de un dragón, digamos que cualquier otro lugar lejos de él parece seguro. No te preocupes, esto de huir no durará mucho.

Probablemente una de las preguntas que te hayas hecho sobre Skyrim es qué tanto de Oblivion podemos encontrar en él. Como persona que jugó Oblivion hasta 72 horas antes del lanzamiento de Skyrim, la respuesta es no mucho, y eso, es algo bueno. No me malinterpretes, Oblivion es un juego excelente, y ahora que los detalles tecnológicos han sido resueltos puedes disfrutarlo en un nivel muy superior al que tenía originalmente… pero si juegas Skyrim no lo tocarás. Concedido, comienzas como un prisionero y rápidamente entras en contacto con personajes críticos para la historia. Sin embargo, las diferencias se manifiestan en trama y mecánica de juego por igual. Por el lado de la trama, han pasado 200 años desde la “Crisis de Oblivion”. El Imperio es poco más que una triste sombra. Su endeble acuerdo de paz luego de la Gran Guerra con el Dominio Aldmeri (una poderosa alianza de elfos gobernada por los Thalmor, que busca erradicar el Imperio y eliminar el gobierno del hombre), y los requerimientos del mismo (prohibición de adorar a Talos, el dios-hombre y primer Septim que fundó el Imperio) hacen creer que no quedan muchas razones para defenderlo. El Emperador es un títere que compró su trono, y no son pocos los que están listos para sacudirse de encima al Imperio, con Ulfric Stormcloak a la cabeza. Lamentablemente, la alternativa no parece muy sólida tampoco. Ulfric es un nacionalista extremo, casi tanto como los Thalmor, y será un problema para todos los que no sean “Nords” si llega a gobernar.

Y por el lado de la mecánica, bueno, aquellos inconvenientes en el sistema de niveles de Oblivion ha quedado atrás. Desde el comienzo Bethesda había prometido que el desarrollo del personaje se iba a parecer más al esquema del Fallout 3 y de New Vegas, con la inclusión de los famosos “perks”, y más allá de cualquier duda inicial, debo reconocer que funciona bastante bien (aunque no es perfecto). Tengo un viejo cuaderno con hojas repletas de puntos de destreza, porque en Oblivion, si dabas un paso en falso a la hora de subir de nivel, estabas acabado. Aprendí eso por las malas cuando llegué al nivel 19 y un minotauro me dejó clavada su hacha en la cabeza, pero en Skyrim esto no sucede. La evolución del personaje se lleva a cabo de manera mucho más equilibrada. Puedes “pensar” y “micro-administrar” todo lo que quieras, y seguramente obtendrás beneficios de ello, pero si sólo deseas una filosofía de espada y escudo, puedes seguirla sin mayores inconvenientes, y lo mismo va para cualquier aspirante a mago o ladrón allí afuera. La magia ha sido revalorizada en Skyrim, al punto de convertirla en un arma realmente poderosa, si es que escoges esa ruta. Verás enemigos que realizan combinaciones de conjuros excelentes, y la mejor parte es que no solo puedes alcanzar su nivel, sino también superarlo. Algo similar se puede decir de la arquería. En Oblivion, habré disparado cuatro flechas con mucha suerte. En Skyrim, una buena arquería resulta un extraordinario complemento, especialmente a la hora del “Sneak”. Ahora, si tu pregunta es “puedo crear a un personaje invencible sin hacer trampa”… sí, sí puedes, al menos por ahora. Y no, no voy a decirte cómo. Un clásico factor en Oblivion que “quebraba” el juego era tener 100 por ciento de Camaleón. Bien, en Skyrim Camaleón no existe, pero hay… otras… cosas. Como adición, quería mencionar que algunas destrezas parecen un poco superfluas. A modo de ejemplo, tengo 27 puntos en “Lockpicking”, pero puedo abrir cerraduras “Master” de todas formas. El mini-juego de la cerradura es casi una copia del que vimos en Fallout.

En lo que se refiere a la interfaz, diré que Bethesda debió hacer una especie de compromiso. No es todo lo eficiente que podría llegar ser en ordenador (lamentablemente), y se apoya mucho en el teclado, como una analogía directa de un pad de consola. Ahora, Skyrim en PC no es un “port”, pero he visto la interfaz en ordenador y en consolas, y aunque no dudo en decir que la interfaz de PC es inferior, se puede usar de todas formas. Los controles pueden parecer un poco ásperos al principio, algo potenciado por el hecho de adaptarse a la inclusión del “dual-wield”, pero no necesitarás más de dos o tres batallas para acostumbrarte. Por suerte, hay un poco de flexibilidad. En PC puedes reasignar teclas y modificar la aceleración del ratón, un tweak que se ha vuelto muy popular en estos días.

Llegamos al aspecto gráfico, y Skyrim es… bellísimo. Por supuesto, no han faltado los reclamos sobre “texturas de baja resolución” al estilo de “veo levemente pixelada la espada de vidrio en mi sistema” y cosas así, pero en el plano general, Skyrim invita a recorrerlo un paso a la vez. La mejor parte es que resulta tan bello como peligroso, y en esas caminatas puedes encontrar la fortuna, la muerte a manos de un necromante que arroja rayos como si no hubiera mañana, o la batalla de tu vida. Obviamente, me refiero a los dragones que aparecen de la nada para pelear contigo. En esencia, los dragones hacen lo que quieren en Skyrim, y en algunos casos, será una batalla “uno contra uno”, pero no faltarán ocasiones en las que enfrentarás a un dragón junto a guardias, campesinos, gigantes, mamuts, trolls de hielo, y cualquier otra cosa que pase caminando por ahí. Todo se ve muy bien, en especial la gente, un verdadero salto de calidad comparado con los horribles rostros de Oblivion que pedían mods a gritos. Hay mucho para ver, y aún así, el “Fast Travel” estará en tu lista. El juego te permite “justificar” el Fast Travel a través de la compra de un caballo, o del alquiler de una carreta (algo similar al “Silt Strider” de Morrowind), pero si quieres pasar rápidamente de una misión a la otra, lo usarás.

Y hablando de misiones… ni siquiera he tocado la campaña principal. Puede esperar, tú lo sabés y yo lo sé. Las intrigas políticas, la guerra civil y Alduin por encima de todo demandan atención, pero ya llegaremos a ellos… eventualmente. Basta decir que ya me encuentro en nivel 38, pero tengo apenas el 60 por ciento de Skyrim recorrido… o eso es lo que yo creo. Admito que algunas misiones específicas, como aquellas que entregan en las tabernas, rozan lo genérico, pero hay varias que son verdaderas obras de arte. A modo de ejemplo, imagina una misión en la cual te emborrachas tanto que terminas manoseando a la estatua de la diosa Dibella, robándote una cabra para vendérsela a un gigante, endeudándote por una fortuna al comprar un anillo que supuestamente era para tu prometida (a la que conociste estando ebrio), y dicha prometida es una bruja en el medio del bosque. Claro que puedes encontrar acción “más seria”, como unirte a los Stormcloak o al Imperio, y también hallarás tu dosis de “Thieves Guild” o de “Dark Brotherhood”, en caso de que perfieras un perfil más oscuro. Y el mal tiene lugar en Skyrim, mucho a decir verdad. Basta con decir que puedes ser hombre-lobo, vampiro y/o caníbal, cada estado con sus beneficios y sus limitaciones. La traición está a la orden del día, puedes usar a tus seguidores como sacrificios, atraer a sacerdotes a altares retorcidos en donde entregarán su sangre, y ser un peón entre las maquinaciones de los príncipes daédricos. Puedes recibir bendiciones de los Divinos durante el día, y robar almas para energizar a tus gemas corruptas durante la noche. Sí, la campaña principal puede esperar.

Hasta aquí ya no es necesario dar a entender que Skyrim es grande, pero debido a su envergadura, el problema de los bugs se hace presente. Ninguna de las tres plataformas han podido evadirlos. La situación en PC se hace un poco más tolerable gracias a la intervención de la consola y las “reparaciones” que los usuarios van descubriendo cuando se encuentran con una misión que no pueden terminar (de las que hay varias), sin embargo hay varios casos en los que ni siquiera la consola puede aportar una solución. La misma interfaz tiene bugs (sigue reportando a la “R” para el “drop” cuando en realidad la cambié a otra tecla), y hasta algunos diálogos son sospechosos (más de un vendedor me tomó por Nord cuando soy un Elfo Oscuro, ¿hay cierto canon ahí?). Desde el comienzo Skyrim hace la promesa de que puedes hacer mucho dentro del juego, pero hasta que Bethesda no lance el inminente parche, yo tendría un poco de cuidado sobre qué personaje liquidas, o sobre qué casa decides robar. Recomendación personal: Evita entrar (ilegalmente) al “Honningbrew Meadery” en Whiterun si deseas ser parte del Thieves Guild.

El inicio tal vez te parezca un poco lento, no lo voy a negar. Pero no cometas el error de juzgar a Skyrim en esas primeras horas, no. Llevo catorce días jugándolo, y mi opinión sobre este excelente título de Bethesda continúa creciendo, a pesar de que supo sembrar dudas en mi que me llevaron a pensar que “tal vez” no sería Juego del Año. Los bugs son parte del “karma” de estos juegos, aún con tres años de desarrollo a favor. Pero serán corregidos. Los bordes filosos desaparecerán, y lo que ya de por sí es excelente, se convertirá en extraordinario. En resumen: Así como se encuentra ahora, Skyrim es parada obligatoria. Imagina lo que está por venir.

Puntaje: 97%

Conclusión: Juego del Año. Punto.

Escrito por Lisandro Pardo

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