Algún día se agotará el petróleo. Es su curso natural por ser limitado, pero esta pesadilla tecnológica tiene mucho más que el sentido común para sustentarse, y de ello nos habla la teoría del Pico de Hubbert. Prediciendo el cénit y la declinación de la producción de la energía en la que se basa nuestra sociedad moderna, esta teoría indica que el fin del petróleo muy cerca y obliga a pensar qué haremos cuando eso suceda.
Dentro de la industria petrolera hay un debate que se ha esparcido a todas las demás industrias y disciplinas científicas que tienen relación con el combustible fósil por antonomasia. No es una discusión menor, porque cualesquiera sean las predicciones que se den sobre la fecha de vencimiento de nuestro acceso al petróleo, éste se va a terminar acabando en el algún momento, pues su naturaleza lo indica como un material finito y no renovable. En él se pone en tela de juicio las diferentes miradas sobre la cualidad de recurso limitado del petróleo, generando varios escenarios posibles tanto a corto como a largo plazo.
En algunas se exponen especulaciones sobre la posibilidad de contar con petróleo durante más de 100 años más, debido a las excavaciones actuales, los yacimientos todavía vírgenes, los métodos alternativos de excavación y la eficiencia todavía por conseguir con nueva tecnología. Por otra parte, está la teoría del Pico de Hubbert, que estima una pronta decadencia en la producción del petróleo, lo que podría obligarnos a iniciar el traspaso veloz a un nuevo tipo de energía, ya sea descubriéndola o acelerando el desarrollo de las que ya conocemos como alternativas o nucleares.
¿Qué dice la teoría del Pico de Hubbert?
En primer lugar debemos saber que la teoría toma el nombre del geofísico M. King Hubbert, que se hizo famoso por predecir con quince años de antelación el pico de producción de los Estados Unidos. Habiendo creado el modelo matemático para predecir el nivel de extracción de petróleo en un determinado lapso de tiempo, Hubbert dejó como legado la idea de que la extracción de petróleo tiende a hacer más cara luego de haberse alcanzado un punto máximo en su producción. En otras palabras, cada barril de petróleo que se pueda producir, costará más caro porque se habrá generado una escasez en la materia o una equiparación entre los costos de extracción y el costo del barril del petróleo.
Lo que se denomina “Pico” es el cénit, el punto máximo de producción de petróleo en un determinado país o región, tomando en cuenta los valores del petróleo, el costo de extracción, la demanda y la escasez relativa del producto por falta de pozos o de tecnología barata para extraerlo. Explicando esto, Hubbert dice que “en algún momento se alcanza un nivel de extracción que no puede ser rebasado por muy avanzada tecnología que se use o por muchos pozos que se hagan”. Ahí es cuando el pico de la producción se inicia y con él la decadencia de la producción de petróleo.
Consecuencias del Pico de Hubbert
Una de las primeras consecuencias de que el petróleo deje de ser rentable para su extracción es que el producto en sí se volvería escaso. Al contrario que en el pasado, la escasez estaría dada por permanentes motivos naturales y económicos, y no por cuestiones políticas y temporales. La falta de petróleo para abastecer la demanda inmensa que hay del mismo en una sociedad moderna próspera en comodidades que financian a costas de este tipo de energía, podría generar conflictos sociales, atenuados o agravados por las medidas que los diferentes países hayan o no adoptado a partir del comienzo del derrumbe de la industria petrolera.
En la actualidad la depedencia del petróleo puede llegar a costarnos muy caro, tanto por la imposibilidad de alimentar a las cosechadoras de alimentos como para que los pobres de Haití puedan ir a la escuela que queda a cientos de kilómetros de sus casas sin luz. Las visiones dramáticas sobre el asunto están a la orden del día, e imaginar que el fin del petróleo puede llevar a catástrofes maltusianas hace pensar mucho sobre lo que hemos hecho como humanos y el pongo margen de acción que tenemos para revertirlo.
Por supuesto habrá que potenciar la tecnología para que la tendencia sean los combustibles fósiles como el metano o el carbón, o en un mejor escenario, las energías alternativas (solar, eólica, etc.) y no contaminantes se vuelvan una nueva forma de darle luz y movimiento al mundo. Este último escenario no sería tan dañino si se cuenta con la tecnología adecuada, aunque a nivel económico podría implicar una fuerte recesión ya que los nuevos combustibles no son igual de efectivos.
¿No hay un escenario positivo?
Siguiendo la línea de Hubbert (quien en 1956 predijo que para el año 1970 EEUU alcanzaría su pico de producción de petróleo y que desde ahí en adelante la industria entraría en bajas), los escenarios posibles son más de uno. Ahora, a nivel positivo y teniendo en cuenta la modernidad, los seguidores de la teoría del fin del petróleo advierten que hay varias formas de reducir esto considerablemente, pero uno de los más importantes tópicos es la incumbencia de la política y de las implicancias que tiene todo lo relacionado a productos tan poderosos.
Sin lugar a dudas, otro de los objetivos que tendrán que trazarse será la investigación en nuevas maneras de generar energía y de incrementar el poder de uso de los combustibles. Los vehículos híbridos y los eléctricos, el bajo consumo eléctrico y otras formas de ahorrar energía son las necesarias en un escenario negativo y si esto no funcionase correctamente, siempre estaría la posibilidad de que avancen las tecnologías modernas y no necesitemos de tanto petróleo.
Opositores a la teoría
Como toda teoría que aspira a ser globalizadora, la del Pico de Hubbert tiene un selecto grupo de opositores a esta idea de la predicción sobre la futura aplicación de petróleo. La mayoría opina que Hubbert ha tenido más errores que predicciones citando picos que no se dieron o crisis que no existieron. Sean quienes sean, muy pocos de ellos niegan que el petróleo es un combustible fósil y que por lo tanto es limitado. De los críticos, gran parte viene de industria petrolera y de los automóviles.
En otro lado del espectro, algunos críticos economicistas afirman que la escasez motivará la búsqueda de nuevos descubrimientos y que las reservas se incrementarán por encima de lo predicho por Hubbert. Esta posición es válida, pero hay que prever que el mercado mismo resuelva el tema y sabemos –por todas las crisis internacional del sistema económico mundial- que el mercado no juega tan bien a las cartas.
Mientras el debate actual se centra en la política energética de cada país y a tratar de recortar gastos innecesarios, la mayoría de los críticos argumentan que el pico no ocurrirá tan pronto y que la forma del pico podría ser irregular y extenderse bastante en vez de decrecer rápidamente como vaticina la teoría de Hubbert y las variables que él eligió en su estudio.
Por lo pronto, las investigaciones seguirán intentando dar con un modelo de análisis de la producción de petróleo que sí contemple la teoría del pico de Hubbert, pues es mejor prepararse de antemano que sufrir luego las consecuencias de un exceso de confianza.