La televisión analógica se ha retirado para dejar espacio a su hermana digital en una buena parte del mundo, pero si viajamos a una época que precede a las válvulas y los cañones de rayos catódicos, ¿qué encontramos? La respuesta a esa pregunta es el televisor mecánico. En esencia, un disco perforado girando a alta velocidad se encarga de reconstruir la señal de vídeo recibida, línea por línea.
El televisor fue uno de los desarrollos tecnológicos más importantes del siglo XX, pero si nos detenemos a estudiar su historia, descubrimos que los primeros desarrollos anteceden incluso a las válvulas. Entonces… ¿cómo puede haber un televisor sin electrónica básica? Para contestar eso debemos llamar a un aliado inesperado: El fax. De hecho, el concepto de televisor mecánico no existiría de no ser por el trabajo del inventor escocés Alexander Bain, también conocido por la creación del reloj eléctrico.
El televisor mecánico
Bain desarrolló una máquina experimental de fax a mediados de 1840, mientras que el físico inglés Frederick Bakewell optimizó el diseño de Bain y presentó al público su «telégrafo de imágenes» en la Feria Mundial de 1851. La primera versión práctica capaz de utilizar las líneas existentes de telégrafos fue el Pantelégrafo del inventor italiano Giovanni Caselli, y así quedaron establecidas las raíces del fax moderno… ¿pero qué tiene que ver con el televisor?
En 1873, Willoughby Smith descubrió la fotoconductividad del selenio, dando paso a las primeras células fotoeléctricas. Con la reproducción remota y sincronizada de imágenes estáticas ya comprobada y un nuevo sensor en la ecuación, básicamente lo que se necesitaba era un dispositivo para «escanear» imágenes en movimiento, y ahí es cuando aparece el disco Nipkow, creado por Paul Gottlieb Nipkow en 1884-85.
El disco Nipkow es la pieza fundamental de todo televisor mecánico, y aunque parezca mentira sólo es un disco perforado, con sus agujeros siguiendo un patrón en espiral. Aún así, fue en el año 1925 que John Logie Baird descubrió la posibilidad de enfocar imágenes en el disco Nipkow con una lente, obteniendo una lectura instantánea de qué tan oscura o brillante es una imagen (gracias a las células), y los agujeros en el disco dividiéndola para su transmisión. Del otro lado, el «televisor» con una luz de neón y un segundo disco Nipkow sincronizado con el primero, se encarga de «decodificar» la imagen, tan grande como una estampilla.
Sí, admito que el primer vídeo es bastante difícil de seguir, y esto se debe a que un televisor mecánico necesita ser visto en acción para entenderlo con mayor precisión. Por esa razón es que incluí un segundo vídeo, el cual nos muestra a un televisor mecánico «casero» reproduciendo el rostro de una persona.