A partir del día en que los teléfonos móviles comenzaron a ser más inteligentes y nos permitieron tener los beneficios propios de las tecnologías que crecían sin cesar, en modo silencioso, una gran desventaja venía de la mano de cada una de las virtudes que se agregaban a un simple teléfono: La duración de la carga de las baterías. El consumidor actual, está comenzando a dar una importancia relevante al tema energético por sobre la resolución de pantalla, o si un teléfono es 3G, 4G o “XG”. Por estos días, el tema de conversación más oído es: “Y a ti, ¿cuánto te dura la carga de la batería?” Esto no pasa desapercibido por los fabricantes que trabajan a diario por superar este problema que no se puede ocultar. Desde el simple cargador de pared hasta un moderno sistema inalámbrico, ¿por dónde crees que vendrá la solución?
Con un mercado cautivo de la inicial tecnología GSM, que no sólo había dejado atrás a la telefonía analógica, sino que incorporaba elementos fundamentales que revolucionaron el mundo de las comunicaciones, el mundo de la telefonía móvil creció, crece y lo seguirá haciendo durante algunos años por venir. Las características destacadas que abrieron el camino del éxito fueron los mensajes de texto, la privacidad de las comunicaciones mediante un sistema de codificación de audio en tránsito muy robusto y hasta el reconocimiento de cada teléfono encendido, conectado y/o activo dentro de una célula.
Observando el alto grado de satisfacción que presentaba el público, la industria telefónica no dudó en aprovechar todos los avances tecnológicos que se presentaban abriéndose camino como nuevas “generaciones”, que ofrecían detalles destacados y así intentaban volcar al público hacia sus marcas. Pantalla color con, cada día mejor resolución; capacidad de almacenamiento de sonidos polifónicos, cámara fotográfica, juegos con mayor emoción, creatividad y acción, sumado a líneas de diseño ergonómico que se volvían delicadas, sobrias, elegantes, pequeñas y muy atractivas.
Cuando los diseñadores entendieron la necesidad de los usuarios de “compartir” aplicaciones y/o elementos tales como imágenes, sonidos, temas musicales y hasta filmaciones de video que sus modernos equipos transportaban, generaban o eran capaces de almacenar y reproducir, llegó el Bluetooth, como medio de enlace para resolver la ecuación. A partir de ese momento, el teléfono dejaba de ser ese accesorio de comunicaciones portátiles y se convertía en todo un centro de entretenimiento multimedia. El fruto tecnológico de décadas de miniaturización ya era capaz de lograr cosas que no se podían imaginar y que sólo veíamos en manos del Capitán James T. Kirk a través de la televisión. Pero Bluetooth no era la línea de llegada para resolver una necesidad, sino que se transformó en el punto de partida de una carrera interminable: la transferencia de todo tipo de datos entre usuarios que no necesitaban estar a corta distancia para conectarse entre sí. Internet no tardaría en desembarcar en los teléfonos, cada día más inteligentes y con mayores prestaciones.
Sin embargo, uno de los elementos que componen la arquitectura (obligada) de un teléfono móvil no ha tenido cambios tan radicales desde el origen de la telefonía GSM. Las pequeñas baterías de Litio que antes tenían la sorprendente duración de una semana de actividad (o más) a pesar de un intensivo uso diario. De hecho, mi N1112 sigue manteniendo esa autonomía con su original celda de Litio BL-5CA de 3,7Volts. Pero, si agregamos conectividad Bluetooth, cámara fotográfica con iluminador (Flash), GPS, Wi-Fi o la interminable búsqueda (a veces estéril en un viaje o en tránsito) de una red 3G o 4G de conexión, para una constante actualización de datos, es lógico que una batería se consuma en algunos casos, en horas. Muchos de ustedes conocerán incluso los teléfonos que se venden con dos baterías. Eso habla de un punto negativo que los usuarios están comenzando a observar y a preguntarse entre ellos si lo que les sucede es normal y la realidad indica que sí, que es normal y lógico que así sea. Un teléfono inteligente sigue utilizando la misma batería de Litio-Ion de 3,7Volts con notables mejoras en cuanto a rendimiento energético, pero este no es suficiente para las exigencias de una modalidad de interconexión 100% operativa, sin la necesidad de una recarga diaria (que según el uso, se duplica).
Los fabricantes de equipos y las compañías telefónicas no se cansan de hablar de los beneficios que agregan día a día a sus nuevos modelos, sin embargo, los usuarios no se llenan la boca hablando de eso en forma prioritaria, sino de cuánto dura la carga de la batería. Vale la pena insistir en un punto clave: La tecnología aplicada a las baterías no han dejado de crecer, ni las baterías han bajado su calidad para abaratar costos. Son las exigencias del equipo las que han crecido de una manera descontrolada. Respecto a esta preocupación de los fabricantes de teléfonos, existen algunas voces que comienzan a hablar con mayor fuerza sobre la necesidad de un sistema de carga inalámbrico para los modernos teléfonos (voraces depredadores de energía). Uno de los líderes tecnológicos que está siguiendo muy de cerca este tema y el posible avance hacia una tecnología de recarga inalámbrica es Maxim. Vijay Ullal, Presidente del grupo de soluciones orientado al consumo y la automoción (Group President for Consumer and Automotive Solutions) expresa su opinión respeto a los cargadores tradicionales con conectores que no siempre son tan sencillos de insertar en el equipo móvil.
Los malos esfuerzos de una manipulación descuidada traen consigo roturas en las soldaduras y hasta en los conectores mismos. Sin embargo, un sistema inalámbrico de recarga sólo agregaría comodidad, practicidad y rapidez, aún trabajando a oscuras donde es complejo encontrar la posición adecuada del conector de carga. Mediante el uso de pequeñas bases que pueden emular aspecto de una alfombra sencilla y pequeña, los cargadores inalámbricos pueden ser utilizados en el hogar o en el automóvil y en cualquier momento, sin necesidad de desatender actividades o tener distracciones, por ejemplo, durante la conducción.
Además de Maxim y Maxell, existen otras empresas que comienzan a vislumbrar este futuro, ofreciendo productos para la carga inalámbrica: IDT (Integrated Device Technology) ha presentado recientemente lo que pretende ser el primer transmisor inalámbrico de energía en un encapsulado único, el IDTP9030, junto a su compañero de trabajo, un receptor con generosa salida de energía, también integrado en un único circuito integrado, el IDTP9020. Esta pareja de dispositivos se encuadra dentro del conocido Qi Estándar que impulsa el consorcio de energía inalámbrica WPC (Wireless Power Consortium). Esta característica garantiza la inter-operabilidad con cualquier otro dispositivo que cumpla con esta norma; puede ser un ordenador portátil, un reproductor de música, etc. Tanto el transmisor como el receptor también son capaces de soportar otros formatos propietarios que no sean el Qi Estándar, realizando una detección de protocolo en forma dinámica (el usuario no debe realizar ninguna acción) lo que ofrece una seguridad mejorada y una mayor relación de transferencia de energía hacia la salida.
Como siempre ocurre en estos casos y ante estas novedades, lo primero que se hace es desenterrar a Nikola Tesla diciendo por un lado que es el inventor de este tipo de tecnologías inalámbricas para luego volver a arrojarlo en su tumba mencionando que esta clase de aplicaciones son totalmente ineficientes y que la transferencia de energía (la eficiencia) es muy pobre. Es decir, que hacen falta muchos Watts (o Vatios) de potencia para inducir en el equipo receptor un poco de energía. Otros elevarán sus voces indicando que es una tecnología nociva para la salud, que no se puede utilizar en automóviles, que no esto, que no aquello, que los cargadores antiguos eran mejores y miles de opiniones más. Como es imposible negar, esto existe, es una realidad y tiende a propagarse como un estándar en el futuro. ¿Tú crees que los sistemas de recargas inalámbricas serán la solución rápida, inmediata y onmipresente en cualquier lado, hasta que se obtengan baterías de mejor desempeño para nuestros teléfonos inteligentes? ¿O este infortunio de tener que poner a cargar el equipo cada pocas horas nos acompañará por mucho tiempo, haciendo que estos sistemas de recarga cobren popularidad y masividad? Para ti, ¿qué solución llegará primero al usuario?