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Techgnosis y el fantasma en la máquina

Erik Davis fue el autor de “Techgnosis“, un libro editado a finales de 1998 y sentó la base del misticismo en las nuevas tecnologías. En este libro, Davis bosquejó párrafos que anticiparon ideas luego cotidianas sobre el misticismo de la Red y se convirtieron en una guía esencial para comprender este amasijo de circuitos, cristales y espíritus ambulantes.

Vivimos en un mundo que es un compendio de nuevas tecnologías, ideas, teorías y aparatos cada vez más sofisticados. Al mismo tiempo, ideas (sobre todo referidas a las religiones o cultos) van quedando obsoletas, o deben ser renovadas. ¿Es posible juntar todo esto y sacar algo en limpio? Bien, eso es lo que intentó hacer Davis en su libro. En Techgnosis, Davis trata el fenómeno de Internet como una forma de conciencia global, así como la influencia del fenómeno OVNI en la aparición de ideas cercanas a la religión.

Por ejemplo, la muy antigua noción de “doble astral”, que postula la posibilidad de viajar fuera del propio cuerpo, es hoy posible. En realidad, se trata de un concepto con un origen completamente místico, pero con la invención de la fotografía o el fonógrafo se hicieron una realidad (aunque limitada). Pero hoy, por fin, hemos llegado al punto en que la tecnología nos permite ese “estar en dos lugares al mismo tiempo” que postulaban los ocultistas. En efecto, mediante la “telepresencia” es posible manejar un robot que está en el fondo del océano, y ver lo que el “ve”. Estoy en una sala de control, pero también estoy allí. Entre otras cosas más cotidianas que puedes hacer con un drone o un teléfono inteligente.

Este tipo de aplicaciones de la tecnología redefine continuamente las fronteras de nuestro ser. Algunas ideas que eran propias del ocultismo están siendo adoptadas por los adictos a la tecnología. ¿Por qué? Bien, por la misma razón que se creía que los enfermos de esquizofrenia estaban poseídos. Mucha gente accede las últimas tecnologías y se encuentra con un mundo desconocido, incomprensible pero, y a la vez, casi todo poderoso. De allí, a atribuirle “poderes” místicos, hay un solo paso (estos poderes, claro, pueden explicarse mediante ciencias como la física, ingeniería, matemática o cualquier ciencia informática).

La Tercera Ley de Arthur C. Clarke nos dice que “Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.” Esto es cada vez más cierto. En una entrevista realizada a Davis, el joven periodista inglés Mark Pilkington le preguntó si cree que Internet puede estar desarrollando su propia conciencia. Y Davis le contesta: “Por supuesto, uno se tropieza con esa idea todo el tiempo entre la gente más partidaria de esta cultura de la información. Es interesante porque este es uno de esos momentos en el que cuanto más racional y tecnológico seas, más terminas pensando en este tipo de ideas extrañas, como: ¿qué es la mente después de todo? Meramente el producto de esta máquina de carne. Y mientras Internet no es todavía tan sofisticada como el cerebro humano, la idea de que la conciencia puede emerger en un sistema de procesamiento de información de suficiente complejidad es perfectamente razonable. En verdad, es una de esas ideas inevitables en este mundo nuevo

“Yo espero el día, y no tengo casi dudas de que llegará, en que suceda algo en el mundo, algún comportamiento, fenómeno o evento de este tipo dentro de la Internet, que nadie sea capaz de explicar.”, agrega Davis, y nos hace pensar que él mismo es un creyente. “Los sentimientos y las reacciones que la gente tenga al respecto, mostrará hasta qué punto estamos dispuestos a aceptar, y temer, de que exista alguna especie de mente aflorando allí dentro.” Internet es una tecnología, pero hay una delgada frontera, al menos en el imaginario popular, que la separa de la magia.

El otro punto de encuentro entre la tecnológica y la mística se da alrededor del fenómeno OVNI. Más allá de la carencia o no de bases reales, la posible presencia de extraterrestres atrae toda una legión de seguidores. Los OVNI son el objeto central del inconsciente tecnológico en el mundo moderno. La idea de que existe a nuestra disposición una tecnología procedente del cosmos que nos salvará y nos llevará a algún otro lugar aparece constantemente.

Hay muchos elementos comunes con el cristianismo en estas ideas, pero el mensaje central es extremadamente gnóstico (“hay que despertarse”, “la realidad es sólo un juego”). De alguna manera, se crea la necesidad de ser “iniciado” para poder descubrir que está pasando en el cosmos, y lograr ser parte de ello.

Hay muchas ramas de estas creencias que sostienen, por ejemplo, a supuestos documentos alienígenas que describen a los seres humanos como “contenedores” de almas (la más conocida es la cientología, parte de la cual pertenece Tom Hanks, entre muchas otras estrellas de Hollywood). Muchos de los que declaran haber sido “abducidos” en la década del 80 se descubrieron a sí mismos, mediante regresiones hipnóticas, como almas extraterrestres atrapadas en cuerpos humanos.

Una de las grandes dudas es qué harán con su “espiritualidad” todos aquellos que accedan mediante sus conocimientos a tener una comprensión ideal de las ciencias (y, por lo tanto, de la “magia”). El propio Davis asegura que esta “adoración” a la tecnología se encuentra al margen de la necesidad vital de la mayoría de la gente. Y agrega: “Que esto llegue a tener una dimensión religiosa no me sorprendería. Aquellos que tienen acceso a ese nivel se sienten poseedores de una cierta comprensión gnóstica, un acceso secreto que otra gente no posee. Que eso pueda llegar a convertirse en otra dimensión de la tensión social resulta extraordinario. Y también muy peligroso.

El peligro, tal como lo menciona Davis, tiene que ver con las posibles “intolerancias” entre seguidores de una u otra de estas “escuelas”. No es descabellado pensar que en unos 100 años pueda haber choques y confrontaciones entre las diferentes facciones de nuevos creyentes. Hey, ¿eso no lo vimos en South Park?

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Escrito por Ariel Palazzesi

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