Sobre cookies que resistían locomotoras de frente y suite de limpieza sin escrúpulos siempre se ha sabido. Sin embargo hay otro villano en la ciudad, y se trata de las supercookies; unas cookies indestructibles con las que empresas como HULU y MSN habrían estado espiando más de lo permitido para conseguir perfiles comerciales. Estas supercookies tienen la propiedad de restablecer el perfil de un usuario aun cuando este hubiera borrado las cookies de un determinado sitio, algo que en base a las políticas de uso de cualquier navegador y sitio web está prohibido.
Convertidas estas en un caballito de batalla de los programas para limpiar el ordenador, las cookies de flash ahora tienen un contrincante mucho más poderoso y de praxis más tenebrosa que está levantando sospechas y denuncias a horas de descubrirse. Hablamos de las supercookies que han sido descubiertas al mundo por la Universidad de Berkley y Stanford cuando sus analistas de seguridad presentaron una investigación en el Wall Street Journal en la que, dentro de la explicación de sus funciones, acusaban a MSN y a HULU de estar utilizándolas para espiar a los usuarios cuando éstos las creían borradas.
La principal función de las supercookies es mantener la campaña invasiva de recolección de datos relacionados al historial de búsqueda y navegación de un usuario, para que éste, aún al tanto de técnicas disuasivas (como borrar cookies), pueda seguir siendo un activo pero involuntario aportante de la información que generará parte de su perfil comercial para las empresas. La preocupación ante este no es menor, pues a rasgos generales es una falta de respeto a la privacidad de las más graves. Pues tú, al borrar los cookies, estás declarando tu derecho a no ser seguido. Con las “cookies indestructibles” que estarían utilizando algunas empresas, este derecho se diluye en segundos y dejándote expuesto a lo que ellos quieran hacer con tu información.
Lo que se desprende de una persecución como esta es algo que todos sabemos: publicidad dirigida y, al darse a conocer esto públicamente, tanto MSN como HULU han escondido las manos y sacaron de circulación las supercookies. Si bien no dejaron de alegar que las supercookies son legales, ambas dijeron estar investigando internamente cómo es que se pusieron en marcha, ya que, sobre todo en el caso de MSN, esta es una práctica que no está en su política de seguimiento. También se sospecha sobre la empresa Epic, utilizando supercookies para la red social Flixter.
Habrá que esperar ahora la pronunciación de la Unión Europea en el tratamiento de la Ley de Cookies para saber en qué marco legal se sitúan las supercookies, en cuyos puntos se estipula, por ejemplo, un compromiso de los sitios web a pedir permiso al usuario para usar cookies. Pero con estas en ciernes y actuando, nadie podrá reprocharle nada a aquellos más susceptibles a la paranoia que empiecen a desconfiar de todo. En un mundo donde el egoísmo es casi una virtud, estas prácticas empresariales aumentan aún más la desconfianza, y –lo sabemos- nada bueno puede crearse desde ella. Sí. Nosotros también hubiéramos querido que la nota fuera sobre super galletas dulces que duran para siempre.