La especie humana está consumiendo recursos a una velocidad cada vez mayor, y no son pocos los estudios que hablan sobre una falla crítica de eficiencia. Si no se realizan cambios profundos, lo más probable es que el planeta no logre restaurar esos recursos con la rapidez suficiente, por lo tanto… ¿qué sucedería si llegamos a eso? ¿Podría la Tierra recuperarse después de una catástrofe así?
Es bastante común ver en las noticias el impacto de la sequía sobre diferentes cosechas alrededor del mundo. Algunos sistemas de irrigación pueden cubrir la demanda dependiendo de la escala, pero en la mayoría de los casos, los granjeros y ganaderos no tienen otra opción más que mirar hacia arriba y pedir por lluvia.
La falta de agua segura es una de las tantas amenazas que deberá enfrentar la humanidad en el futuro, y si alguien piensa que se trata de una exageración, sólo tiene que observar lo que ha sucedido con el Mar de Aral, cuya evaporación se convirtió en uno de los desastres medioambientales más grandes de la historia.
Necesitamos agua por docenas de razones más allá de la agricultura (el mayor punto de presión) y el consumo directo, pero si no somos responsables, esa necesidad superará a la capacidad de «reciclado» de nuestro planeta. Entonces, ¿qué sucedería en la Tierra si el agua y los alimentos básicos desaparecen?
Las guerras por el agua
En realidad, el agua no puede desaparecer con facilidad. Todos los expertos coinciden en que se trata de un recurso finito, pero uno de los problemas más importantes es que el agua se encuentra disponible en la forma equivocada (léase «agua salada»).
Los esfuerzos de desalinización continúan avanzando, sin embargo, el costo energético sigue en niveles demasiado altos. El verdadero riesgo para la Tierra llega… a través nuestro. A medida que la crisis del agua se vuelva más grande, la posibilidad de conflictos armados por el acceso al preciado líquido también aumentará.
Algunos de ellos ya se observaron en el pasado (la Guerra de los Seis Días tuvo como una de las piezas centrales al Río Jordán), otros se mantienen activos (una de las razones que disparó la guerra en Darfur fue el acceso al agua), y después están los que podrían explotar en cualquier momento, como el antes mencionado Mar de Aral que involucra a Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán y Kirguistán.
En resumen, la Tierra probablemente logre sobrevivir. Aún si las guerras por el agua destruyen buena parte de los cultivos, existen proyectos como la Bóveda del Juicio Final en Noruega que buscan proteger la diversidad alimenticia. Pero todo depende de nosotros.
Palabras como «eficiencia» y «conservación» necesitan convertirse en mucho más que simples adornos dentro de informes oficiales. En el futuro deberán ser la regla, o de lo contrario, la idea de varios «Immortan Joe» diseminados por el globo no será tan descabellada…
Muy recomendados los libros de Vaclav Smil, hacerca de la energía y la humanidad.