En junio pasado dimos un vistazo a los ganadores del concurso “3D Printed Car Design Challenge”, organizado por la gente de Local Motors. El primer premio se lo llevó Strati, un diseño que puede ser creado en una impresora 3D y que apenas demanda un total de 40 piezas, convirtiéndose así en el primero de su clase. El coche está siendo impreso en estos momentos, y si todo sale bien, se lo verá circular durante el último día de la convención IMTS.
Aún si tuvieras todas las partes y los componentes necesarios, ¿cuánto tiempo crees que tomaría ensamblar un coche? Obviamente existen procesos automatizados que reducen drásticamente los intervalos entre cada vehículo, pero imaginemos un proyecto personal. ¿Semanas? ¿Meses? ¿Qué hay del espacio? ¿Alcanza con un simple garaje? Tiempo y dinero son factores críticos para cualquier iniciativa a esa escala. Ahora, si quisiéramos ganar uno y reducir la dependencia del otro, bueno… cualquiera pensaría que estamos tratando de hacer magia. Admito que la impresión 3D no es magia, sin embargo, creo que estamos todos de acuerdo cuando digo que le pasa bastante cerca. No sólo la hemos visto salvar vidas, sino que también está cambiando para siempre la forma en la que construimos.
En más de una ocasión se ha acusado a la industria automotriz de ser “hermética”, pero no estoy seguro de cuánta resistencia pueda tener ante el avance de la impresión 3D. Sólo basta con ver al Strati, el proyecto ganador del concurso 3D Printed Car Design Challenge que Local Motors organizó a principios de junio. Tres meses después, lo que era un concepto sobre una pantalla de ordenador se está transformando lentamente en un coche funcional, gracias a la convención IMTS que se lleva a cabo en Chicago, y que se extenderá hasta el próximo 13 de septiembre. 44 horas de impresión y dos días para su ensamblaje son los parámetros que manejan los responsables del proyecto, por lo tanto, el último día de la convención será cuando el Strati comience a rodar.
El total de piezas que dan forma a este vehículo asciende a 40. Como podrás imaginar, hay determinados elementos que están fuera del alcance de una impresora 3D, como por ejemplo el motor (derivado de un Renault Twizy), el cableado, la batería y la suspensión. Aún así, eso no cambia el hecho de que estamos ante un “momento bisagra” en la construcción de automóviles. El material base es un compuesto de plástico ABS reforzado con fibra de carbono, lo suficientemente avanzado como para garantizar su integridad estructural. Espero que no suceda nada extraño durante el proceso de impresión, y que el vídeo con el Strati funcionando sea transmitido en todo el globo, a la velocidad que sólo la Web puede alcanzar.